n el Día del Idioma y del Escritor es propicio recordar que, a lo largo de su carrera, Carlos Gardel fue convocado para agasajar a numerosas personalidades de las Letras, entre quienes se destacan José Ortega y Gasset, Luigi Pirandello, Eduardo Marquina y José Munilla, entre otros nombres no menos ilustres.
Podría suponerse
que fueron encuentros fugaces y que pocos temas habría para conversar entre un
exquisito amante de la literatura y un cantor de versos orilleros. Sin embargo,
no fue así con don Jacinto Benavente
(1866-1954) -dramaturgo y guionista, director y productor de cine español que
recibiera el Premio Nobel de Literatura en 1922 (1)-, quien no incursionó en el ambiente artístico
porteño como un pasivo espectador circunstancial sino sometiendo a nuestra
cultura popular a la agudeza de su observación.
La primera vez
que se vieron fue en el mes de mayo del citado año, en un almuerzo criollo que el actor Roberto Casaux ofreció en su quinta de la localidad de Martínez (2). Benavente asistió como invitado de
honor y Carlos Gardel cantó numerosos temas de su repertorio folklórico y algunos
tangos (3) cuyo
vocabulario despertó gran curiosidad en el dramaturgo.
En diciembre del
año siguiente se reencontraron en Madrid
en un saloncito del Teatro de la Comedia al que diariamente concurría Benavente a
jugar al ajedrez. Al ver a nuestro cantor, lo abrazó y dijo al resto de los
presentes: “Este es el hombre que me ha
hecho pasar mis mejores ratos en la Argentina , oyendo sus canciones!” (4).
Pero el relato
más sustancioso data de 1928, cuando Gardel actuaba en París. Coincidentemente
se encontraba allí Edmundo “Pucho” Guibourg (5), por entonces
corresponsal en Europa del diario Crítica, quien dejó una interesante anécdota (6):
“Cuando
estábamos en París éramos noctámbulos que nos levantábamos al mediodía. En una
oportunidad, a eso de las 10 de la mañana, se me aparece Gardel y me despierta.
«Levantáte -me dice- tenés que venir a
almorzar». Me extrañó porque estaba a dieta. «Es que nos espera don Jacinto Benavente».
Y allí fuimos
a almorzar con el dramaturgo español. Cuando se inició la conversación,
Benavente dijo que nos había invitado porque le interesaba muy especialmente el
lenguaje del tango. Y empezó a recordar aquello de «como con bronca y junando» (7) y otras
frases por el estilo. Le explicamos el significado y así entramos en confianza,
se le soltó la lengua a don Jacinto, que era más bien reservado.
Nos contó
casi una historia de la semántica española asociada con ese lenguaje lunfardo
nuestro, que tenía para él, raíces en Lope de Vega y en Góngora. Señaló que el
"hablar al vesre" nuestro es lo que ellos llaman jerigonza. Parece
que Benavente había estudiado realmente a fondo el lenguaje de los pícaros
españoles, especialmente los detenidos en la cárcel de Saladero, en Madrid. Es
cierto que hay una serie de palabras comunes particularmente las andaluzas. Por
ejemplo guita, chamuyar o gayola que es el lugar donde se encierra al toro
antes de largarlo al ruedo.
«Pero lo que yo siempre supe, aún antes de escuchar sus
tangos -le dijo a Gardel- es que ‘descangayar’ es un viejo arcaísmo español que
significa asaltar por la calle. Y fíjese usted que a mí en Buenos Aires -agregó
Benavente riéndose- me asaltaron justamente en la calle Cangallo. De manera que
ese término nunca me sorprendió». Cuando nos despedíamos, Benavente le reiteró, muy
efusivamente, a Gardel la importancia idiomática que encerraban sus canciones.
Se imaginará la satisfacción que eso le causó a Carlos. No desperdiciaba
oportunidad para decirme, muy ufano: «Mirá, y
yo que creía que era sólo un cantor y ahora resulta que también soy lingüista»(8).
Es posible que Gardel y Benavente se hayan visto en
otras oportunidades, no sólo por el interés del dramaturgo hacia el lunfardo,
sino también por la amistad que ambos tuvieron con la actriz Magdalena Nile del
Río, quien, a sugerencia de Don Jacinto, adoptara el nombre artístico de
“Imperio Argentina”(9) y
protagonizara dos películas con Carlos Gardel (10).
Pero aún cuando esto no hubiese sucedido, es
importante destacar que el Premio Nobel de Literatura supo ver en nuestro
lunfardo un tema de estudio profundo. En tanto, en Argentina el lenguaje
callejero fue menospreciado, proscripto y cercenado, se prohibió la
radiodifusión de numerosos tangos y se exigió a sus autores el reemplazo del
vocabulario original por palabras “cultas”. Debieron transcurrir cuarenta años de
lo aquí narrado hasta que se lograra la fundación de la Academia Porteña
del Lunfardo (11),
dedicada al conocimiento del habla de Buenos Aires, que trajo aparejada la
revalorización de nuestros poetas populares. A partir de entonces, se abordó el
tema del tango desde un ángulo idiomático, tal como lo hiciera Benavente desde
1922 y, cumpliendo el humorístico presagio de Gardel, el cantor y su repertorio
se convirtieron en un valioso patrimonio de la lingüística porteña.
NOTAS:
(1) Una anécdota de difícil comprobabilidad,
presumiblemente narrada por Lola Membrives, afirma que en 1922 Jacinto
Benavente recorría en tren las ciudades del interior junto a la mencionada actriz.
En Rufino ella bajó a recoger cartas y telegramas. En uno de los cables se
anunciaba a Benavente que había ganado el Premio Nobel de Literatura. Compró
una botella de champán y fue a despertar al escritor para celebrar tal noticia.
Benavente la recibió con calma y, contra lo que esperaba la actriz, decidió
completar su gira antes de retornar a Europa.
(2) Entre los presentes se encontraba
Conrado Nalé Roxlo, Belisario Roldán, José González Castillo, Alberto Novión y
Ezequiel Soria
(3) El dúo Gardel-Razzano interpretó “La
yegüecita”, “Mirala cómo se va”, “La criolla” y “La Pastora ”. Gardel como solista
cantó los estilos “El Pangaré”, “Suena guitarra querida”, “La mariposa” y
algunos tangos cuyos títulos no quedaron registrados en la historia (En esos
tiempos, Gardel tenía en su repertorio “Zorro gris”, “La cautiva”, “Muñequita
de lujo”, “qué has hecho de mi cariño”, “El taita del arrabal” “Los indios” “La
cartita”, “Pobre corazoncito” “La mascotita”, “Pobre vieja”, “Sufra”, etc.)
(4) Francisco García Jiménez: “Vida de
Carlos Gardel contada por José Razzano y escrita por García Jiménez”. Bs. As.,
Ed. López, 1946.
(5) Edmundo Guibourg. (1893 – 1986). Escritor,
periodista y crítico teatral, nació en Balvanera y en 1898 su familia se mudó
al Abasto. Conoció a Gardel en su adolescencia y luego cultivaron una profunda
amistad.
(6)En un reportaje de la revista “Flash”,
1985, ofrece al periodista Carlos Achával más detalles sobre aquel encuentro: “…Quería
conocer las raíces de muchas palabras lunfardas. Y me acuerdo que esa vez Don
Jacinto Benavente nos dio una lección magistral sobre lo que era el caló, el
calé (que son distintas jerigonzas españolas), el lenguaje de la gitanería...
Nos dio lecciones de argot francés, del slang inglés (...) Todo lo sabía él.
Hasta quería hablarnos del papiamento del Mar Caribe, la lengua de los piratas
y de los contrabandistas. Él mismo nos explicó los orígenes de
"gayola", de "guita", de "chamuyo", de
"fariñera", de "bondi". Pero había algunos tangos que no
podía descifrar del todo, por ejemplo, no entendía muy bien que "mosaico
diquero" que menciona "El
ciruja", fuera una moza desafiante y sabrosa. Fue una conversación que
habrá durado tres horas”.
(7)
Tango “El Ciruja”, de Marino y De la
Cruz , grabado por Gardel en 1926 con el acompañamiento de las
guitarras de José Ricardo y Guillermo Barbieri.
(8) Publicado
en el diario La Opinión ,
Buenos Aires, 24 de junio de 1975 y, con pequeñas variantes, en “Edmundo
Guibourg. El último bohemio. Conversaciones con Mona Moncalvillo”. Ed. Delta,
Bs. As., 1983
(9)
En sus comienzos, su nombre artístico era “Petit Imperio”, debido a que su madrina artística era la reconocida
cupletista española Pastora Imperio. Posteriormente, Jacinto Benavente la
rebautizó como “Imperio Argentina”, al sostener que “Canta
tan bien como Pastora Imperio y baila tan bien como Antonia Mercé, La Argentinita ”.
(10)
“La casa es seria” y “Melodía de Arrabal”, filmadas en Saint-Maurice, Francia, en
1932
(11)
Fundada en 1962 .
Ana Turón
Publicado en el Diario "El Tiempo" de Azul el 23 de abril de 2009 como adhesión del Nuevo Centro Carlos Gardel del Azul al Día del Idioma.