PARTIR DEL MOMENTO EN QUE GARDEL SE DECLARÓ NACIDO EN TACUAREMBÓ FALSEANDO SUS DATOS AL SOLO EFECTO DE REGULARIZAR SU DOCUMENTACIÓN, SE TEJIERON NO POCAS HISTORIAS CARENTES DE TODO RESPALDO. ESTE TRABAJO COMPILA Y ELABORA LA INFORMACIÓN OFRECIDA POR DIVERSOS AUTORES, ESCLARECIENDO LOS MOTIVOS DE TAL ELECCIÓN.
El 8 de octubre de 1920 Carlos Gardel se declaró nacido en Tacuarembó, acogiéndose a la Ley N° 3028 de 1906 de “Organización y Aranceles Consulares”, sancionada con la finalidad de otorgar auxilio y protección a los ciudadanos uruguayos residentes en el exterior. A los efectos de ser contemplado en su articulado falseó su lugar de nacimiento y a partir de entonces fue ésta la “patria de origen” que se consignó en todos sus documentos, impidiendo que las autoridades francesas lo reconocieran.
¿Pero por qué eligió Tacuarembó y no otra ciudad uruguaya? Aunque
dispersa, encriptada y desdibujada, la respuesta se encuentra en la
bibliografía gardeliana:
Desde su primera juventud Gardel se relacionó con la familia
Traverso del barrio del Abasto. Si bien su vínculo más estrecho fue con “Yiyo”
–encargado de la fonda “O’Rondeman”-, por su intermedio conoció y frecuentó a
otros miembros de la familia: Constancio –quien regenteaba un comité
conservador al que concurrían figuras de la talla de Benito Villanueva, José
Evaristo Uriburu, Belisario Roldán, Pedro Cernadas o Alberto Barceló- y sus
hermanos José “Cielito” y Félix que
le atendían las casas de juego, donde también se adoctrinaba para las próximas
elecciones.
Constancio Traverso (1867-1917) en su comité de Anchorena 666
En fecha sin determinar “Cielito” cometió un homicidio por el
cual mereció seis años de reclusión en la Penitenciaría Nacional, aunque no
alcanzó a cumplirla por beneficiarse el 25 de mayo de 1898 con el indulto
presidencial de José E. Uriburu, cuyo vínculo con su hermano quedó señalado en
el párrafo anterior.
Sus actividades non-sanctas lo llevaron a Laureles del
Queguay y Tambores (del lado del departamento de Paysandú, contiguo al de Tacuarembó),
donde Elodina Escayola –hermana del mentado Coronel “dueño de vidas y
haciendas”- tenía un almacén con despacho de bebidas, salón de baile y juego de
naipes que atendía con sus hijas Amanda
y Manuela. Este antro de diversión se encontraba a mitad de camino de los
departamentos citados y fue escenario del inicio de una relación
sentimental.
Amanda y sus cuatro hermanos eran frutos de Elodina Escayola con
su segundo compañero, cuyo apellido se desconoce en la bibliografía oriental que
he consultado y consigno al pie (no considero prudente dar credibilidad al
nombre de Olayo Sosa que se menciona en una página de Internet dedicada a
genealogías, por carecer del respaldo necesario).
Fragmento del árbol genealógico de la familia Escayola publicado por Eduardo Payssé González en el que se desconoce la relación de Amanda y Traverso anterior a 1904, como así también la identidad del segundo marido de Elodina.
La falta de información certera, fechas y documentos permite
inferir que no fue una unión legal e, incluso, que la pareja no convivía
porque, en este caso, los hijos se habrían conocido por el apellido paterno.
En noviembre de 1900 se produjo el deceso de Elodina en su
domicilio de Cerro (hoy Bartolomé Mitre) N° 23 de Montevideo, con el
consecuente desmembramiento familiar acentuado por la ya señalada falta del
hombre de la casa. Así, la joven Amanda se
trasladó a Buenos Aires y comenzó a convivir con su novio.
El 21 de mayo de 1901, “Cielito” fue llevado a la comisaría
11° por desorden y recobró su libertad luego de pagar la multa correspondiente.
Meses más tarde tuvo lugar el conocido episodio que costó la
vida de Juan “Vidalita” Argerich:
“El Tambito”
En las
primeras horas del 22 de diciembre de 1901, Traverso asistió a “El Tambito” en compañía de Rafael Donantini
(“Mosquito”, de 24 años), José Bendito (“El Tano Sangregorio” de 26), Alfonso
Rendano (“Moreira Falsificado”, de 24) y dos mujeres: Amanda Cabral, concubina de Traverso y Rosalía Brenen o Cordamián,
también conocida como “La Ñata Rosalía”, oriental, de 30 años, soltera,
prostituta, domiciliada en Artes 535, compañera de Rendano.
"Cielito" tenía 27 años –había nacido en 1874-, se domiciliaba
en Laprida 501 –próximo a su familia y al “O’Rondeman”- y se declaró comerciante de profesión.
Sugestivamente no se consigna edad, ocupación, estado civil
ni nacionalidad de Amanda. Tampoco vuelven a mencionarla ni la prensa ni los
libros de la Comisaría, aunque sí refieren que “Cielito” “fue capturado en su domicilio el 27 de diciembre en
horas de la noche por el Comisario de Investigaciones D. Carlos J. Costa, quien
lo trasladó al despacho del Juez, donde se declaró autor del hecho”.
Como vemos, su concubina se había dado a la fuga y no se la
volvió a mencionar ni siquiera como testigo.
Esta falta de datos y su “desaparición” abrupta sólo podría
explicarse por la mediación de alguna persona influyente, que Amanda tenía por
partida doble: los Escayola en Uruguay (con amistades en Buenos Aires), y, por
medio de su concubino, la protección de Constancio.
La joven regresó a su lugar de origen y, según quedaría
asentado años más tarde en el Juzgado del Crimen N° 5 de Montevideo, intentó
suicidarse como consecuencia del impacto emocional que le produjo la muerte de
Argerich y la detención de Traverso.
No podemos desconocer
a la otra integrante femenina del grupo de aquella noche de “El Tambito”:
Rosalía Brenen o Cordamián, también conocida como “La Ñata Rosalía”, oriental
de 30 años, soltera, prostituta, domiciliada en Artes 535, compañera de
Rendano.
De estos escasos datos es interesante destacar:
1)
Los dos apellidos con que se la conoce
indistintamente
indican si no una situación irregular, al menos la carencia de un hogar
constituido: uno es el apellido legal y el otro, el que usaba habitualmente. Es
importante tener presente que en casos de orfandad o abandono, solía atribuirse
el de la familia de crianza. Cabe preguntarse si también Amanda era conocida
indistintamente como Cabral o Escayola o, en su defecto, si dio un apellido
falso para no ser identificada.
2)
Coincidentemente,
Rosalía era de nacionalidad uruguaya,
por cuanto bien podemos presuponer una amistad previa con Amanda.
3)
Después
del hecho sangriento, Traverso y sus amigos se refugiaron en la casa de Rosalía
y allí acordaron lo que declararían a la Policía, lo cual demuestra que no
había sido ése un encuentro circunstancial sino que había entre ellos complicidad y confianza propias de una amistad más
profunda.
El 5 de febrero de 1903, luego de varias idas y vueltas del
expediente, “Cielito” fue condenado a quince
años de prisión como autor principal del homicidio. Ante la apelación del
abogado defensor, Dr. Rivarola, el 17 de abril de 1903 el fiscal de Cámara Dr.
Lisandro Segovia solicitó la reducción de la pena a trece años de presidio.
Pero no fueron necesarios los esfuerzos de la Defensa y quedó
en libertad en 1904, gracias a las ya mencionadas relaciones políticas de Constancio,
quien aprovechó la época preelectoral para interceder ante Benito Villanueva:
“O largan a mi hermano, o me vuelco al otro candidato”, cuentan que dijo. Ante
el riesgo de perder tan importante “puntero”, el Presidente Julio A. Roca
decidió conmutar la pena por el destierro, concediéndole permiso para
permanecer en Buenos Aires siete días al año, durante las fiestas Navideñas.
Apenas libre, “Cielito” fue a Tacuarembó a reunirse con
Amanda, quien continuaba al frente –junto con su hermana Manuela- de aquel
almacén-salón de baile y casa de juego de Tambores donde se habían conocido
antes de 1900.
Por alguna razón no muy clara, a comienzos de 1906 nuestros
protagonistas se trasladaron a Montevideo y fijaron domicilio en Colón 217. También
allí se sucedieron disturbios que requirieron la presencia policial y respondiendo a una citación judicial en
noviembre de ese año “compareció José Traverso, argentino, soltero de 33 años
con dos de residencia en el Uruguay”.
La pareja fue bastante nómade y según refiere la historia, a
comienzos de 1916 residía nuevamente en Tambores, adonde Gardel habría pasado un
período de descanso. Es importante señalar que esas vacaciones ni duraron un mes ni formaron parte de una
delicada convalecencia por el balazo recibido el 11 de diciembre de 1915, como suele afirmarse frecuentemente.
Por el contrario, el dúo Gardel-Razzano actuó
en Montevideo del 3 al 10 de enero inclusive y el 25 se presentó en la
Argentina, lo cual demuestra que la salud de Gardel no estaba tan frágil y que,
de ser cierta su visita a Tambores, no
superó los quince días.
No hay constancia
alguna sobre una posible amistad entre “Cielito” y Gardel: Ni fotos, ni cartas ni anécdotas
confiables. Claro que se conocieron y seguramente compartieron una mesa en
O’Rondeman, aunque de manera circunstancial. La diferencia de edad de dieciséis años era una barrera
insalvable en tiempos que los “mocitos" debían tratar de usted a los
mayores y no podían participar de sus conversaciones.
Hay, además, una evidente disidencia en las fechas: Traverso estuvo
en libertad (1898-1901) cuando nuestro cantor cursaba sus estudios primarios. Podrían haber estrechado vínculos con posterioridad a 1904, cuando
“Cielito” se radicó en Tacuarembó y el joven Gardes corrió algunas aventuras en
tierras charrúas, aunque no hay
elementos que permitan afirmarlo. También es posible que se hayan
encontrado durante alguna de las visitas navideñas permitidas al desterrado, pero estos encuentros tampoco indican una
amistad profunda.
Por tanto, también es conjetura la eventual participación de
“Cielito” en la planificación de la declaración en el Consulado Uruguayo en
1920. Sin embargo, conociendo el vínculo de Gardel con Barceló y la injerencia
de este caudillo conservador en la regularización de sus documentos, es
imposible desviar la mirada del hermano de Constancio Traverso, radicado
–precisamente- en el país que la ley exigía que hubiera nacido Gardel y, además, relacionado familiarmente con el mentado coronel. Mejor aliado, imposible.
Pero si bien las influencias del matrimonio Traverso-Escayola
podrían haber sido importantes al momento de “demostrar” su nacimiento en ese
departamento uruguayo, sus abundantes antecedentes policiales podrían haber entorpecido los trámites
legales e, incluso, obstaculizar el Certificado de Buena Conducta que
nuestro cantor tramitaría tiempo más tarde.
El Certificado de Buena Conducta desmiente las versiones de un pasado delictivo del Cantor.
La vida de “Cielito” Traverso siguió por los escabrosos caminos del juego y actividades no muy claras. En Montevideo tuvo un garito en calle 18 de Julio y Andes y otro en San Martín 2411, donde fue detenido el 27 de setiembre de 1920 por juego clandestino. Por entonces vivía en calle Blanes 1011 y en el prontuario figura “casado”, aunque en el Registro Civil no se haya hallado constancia alguna.
Notemos que esta detención se produjo apenas diez días antes de la declaración de Gardel en el Consulado, de manera que –volviendo al plano de las suposiciones- pudo ser un factor determinante para reemplazarlo por otro testigo y aquí entraría en escena el enigmático Juan Laguisquet que tantos interrogantes ha planteado.
Meses más tarde lo encontramos al frente de un club en Santa
Ana do Livramento, en la frontera de Uruguay y Brasil, donde falleció el 8 de
julio de 1921, a los 47 años.
Posteriormente Amanda Escayola contrajo enlace con el actor
español Ricardo León y se radicó en Barcelona. Es importante señalar que no hay ningún elemento que indique que
Gardel la haya visitado en aquella ciudad catalana ni se conoce que hayan
mantenido correspondencia de ninguna índole.
Resumiendo:
1)
José
“Cielito” Traverso se vinculó a Tambores y a la familia Escayola con
anterioridad a 1900 (cuando aún vivía Elodina);
2)
Por
entonces inició una relación sentimental con Amanda y no en 1904 como suele afirmarse;
3)
Muerta
su madre (noviembre de 1900) Amanda se radica en Buenos Aires:
4)
luego
del episodio que costara la vida de Argerich, volvieron a radicarse en Uruguay
5)
Allí
siguieron dedicados al juego hasta 1921, fecha en que fallece Traverso.
6)
No
hay ninguna prueba fehaciente que demuestre la amistad entre Gardel-Traverso
7)
No
hay ninguna prueba fehaciente que demuestre la amistad entre Gardel y Amanda
8) Aun
cuando haya existido la visita de Gardel a Tambores en 1916 no duró un mes ni
fue para “reponerse de la
convalecencia”.
Los expuestos son hechos históricos, en su mayoría comprobables. Las conjeturas y suposiciones han sido presentadas como tales, dejando al lector la libertad de compartirlas o disentir. Pero, en todos los casos, se reconstruye esta circunstancia de la historia gardeliana, muchas veces fragmentada, dispersa y viciada por los pareceres del narrador de turno, propiciando el surgimiento de nuevas leyendas que tanto perjudican al público de intenciones serias.
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