esde su fallecimiento en 1935 hasta
la actualidad, Gardel debió sufrir avatares que van desde la casi prohibición
de su repertorio hasta la creación de leyes que favorecen su difusión y estudio,
de museos y monumentos, la imposición de su nombre a lugares públicos y un
sinnúmero de demostraciones de respeto y admiración que alcanzaron su pináculo
con la declaratoria de la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
Las agrupaciones dedicadas a promover
actividades en su homenaje no siempre contaron con el respaldo de los
funcionarios: En 1936 fracasó el proyecto de designar con su nombre a una calle
de Buenos Aires y hubo concejales que se opusieron a la donación de las
parcelas del Cementerio de la Chacarita para su bóveda.
También incidieron medidas destinadas
a otras manifestaciones populares -como la prohibición del lunfardo que cercenó
la difusión de su repertorio entre 1943 y 1947-, y no estuvo ajeno a los
vaivenes de la economía, a los controles de los medios de difusión ni a un
sinfín de circunstancias que exceden los lineamientos de este trabajo.
De cada etapa se conservan
producciones bibliográficas que muestran cuál era el interés del público, cuál
la formación de los autores y qué estrategias de marketing utilizaron las
editoriales. El contenido, la imagen de tapa, las bocas de expendio merecen un
análisis más sociológico que gardeliano, que refleja qué actitud tuvo cada gobierno
hacia Gardel y el tango.
En 1958, a poco de la asunción del
Presidente Frondizi, en medio de un clima democrático, se inauguró el “Museo
del Tango Carlos Gardel”, iniciativa
particular de corta vida. Durante el
gobierno de José María Guido se fundó la Academia Porteña del Lunfardo, institución privada dedicada a estudiar
el habla coloquial de Buenos Aires, El lenguaje antes prohibido del tango de
Gardel fue, a partir de esta iniciativa, tema de intelectuales que lo rescatan
y transmiten a las nuevas generaciones.
En 1968, durante el gobierno del
Gral. Onganía, la Cancillería Argentina
realizó en Medellín (Colombia) el Primer Festival Internacional del Tango y dos
años más tarde el Cónsul Argentino en España auspiciaba las actividades de la
Peña Gardeliana de Bilbao, hechos que muestran la jerarquía que habían empezado
a adquirir nuestro Cantor y su mensaje en las esferas oficiales que se
desempeñaban en el exterior.
Mientras tanto, Cátulo Castillo fundaba
la Asociación
Gardeliana Argentina, otra iniciativa particular que realizará numerosas gestiones ante
distintos funcionarios, no todas con resultado satisfactorio.
“Andá cantále a Gardel” de Alejandro Losada (Ed. Aquarius,
Bs. As., 1970 y 1971) es el primer libro que lo presenta como símbolo de la
identidad argentina de las nuevas generaciones. La imagen de tapa, por demás
significativa, está inspirada en el logo del sello discográfico “Víctor” (“La
Voz del Amo”), con el esqueleto del perrito Nipper
vistiendo uniforme militar frente a un gramófono con forma de ataúd en cuyo
disco se lee “Q.E.P.D.”.
"La Voz del Amo" era la muerte vistiendo uniforme militar...
Tanto representaba Gardel para los
argentinos y tan poco para las autoridades que Víctor Sassón, siendo presidente
de la ya nombrada Asociación Gardeliana Argentina, relató que “en 1971 tuvimos la idea de expropiar la
casa de Carlos Gardel para hacer un Museo Municipal del Tango (…) Una vez en la Municipalidad me
encuentro con un tipo que conocía por mi actividad como juez (…) Al rato salió
y nos dice: ‘el pedido no va a ser
posible. Escuché la conversación del intendente con sus secretarios y se opone
por varios motivos: Gardel no es argentino, es hijo natural, tuvo antecedentes
siendo joven y además tenía fama de cafiolo’. Esa es la lamentable
radiografía de una época. Era el pensamiento del funcionario de un gobierno
militar”. Lamentablemente, esta visión tan distorsionada y parcial de Gardel alcanzó adeptos de
jerarquía intelectual como Jorge Luis Borges, cuyas opiniones fueron leídas por
el mundo entero, en perjuicio de la verdad histórica y de nuestra identidad
cultural.
Me atrevo a ubicar por entonces un
recuerdo de Mona Maris: “Hubo una época en que se lo trató de
destruir y usar esa imagen como elemento político”, porque fue cuando en
Argentina comenzó a difundirse la versión de su vida “oscura”, creada en
Uruguay durante los años ’60.
La primera manifestación importante de
apoyo oficial que he encontrado es la edición del libro “El Tango y Gardel”, a cargo del Senado de la Nación, en junio de
1975. Una tirada de 2.000 ejemplares que los diplomáticos argentinos distribuirían
gratuitamente en otros países de la América Latina para “robustecer los vínculos que nos acercan y nos unen a lo largo de los
meridianos de América...”.
En marzo de 1976 tuvo lugar el último
golpe de Estado. Durante el gobierno de Videla, Ben Molar pudo concretar sus
gestiones iniciadas en 1965, tendientes a instaurar el “Día del Tango”. El 29
de noviembre se firmó el Decreto N° 5830/77 de la Municipalidad de la ciudad de Buenos Aires y el 19 de diciembre, el
Decreto n° 3781/77, que establece el 11 de diciembre como “Día Nacional del Tango”, en conmemoración
de los nacimientos de Carlos Gardel y Julio De Caro.
Al año siguiente, a un mes de finalizado el Mundial de Fútbol se realizó
en Buenos Aires el Primer Simposio
Gardeliano: Organizado por la filial argentina de Interpres
(Inter-American Public Relations) de los Estados Unidos y coordinado por D.
José Gobello, importantes investigadores de diversos países disertaron en los
salones del Alvear Palace Hotel durante dos jornadas, ante un público que
superó las doscientas personas. En el acto de clausura, el Sr. Ministro de
Cultura y Educación de la Nación, Dr. Juan José Catalán, “señaló que se había preguntado
si un Ministro de cultura debía concurrir a un simposio sobre Carlos Gardel.
Afirmó que sí, que solamente una concepción elitista puede decir que el tango
no es una expresión cultural”.
Simultánea y paradójicamente, no se
permitía la difusión radial de algunos discos de Gardel “por sonido deficiente”
ni de los que contuvieran abundantes lunfardismos que atentaran contra la
pulcritud del lenguaje; Tania veía amputado su repertorio y Pedro Orgambide presentaba
en Chile su obra de teatro “Gardel prohibido”. En este marco de censuras que
alcanzaron a “El Principito”, al diccionario “Salvat” y a Charles Chaplin, de
las películas de Gardel sólo se proyectaban las escenas en que cantaba los
elegantes versos de Le Pera.
Para una mejor comprensión de aquellos
cánones, son interesantes las palabras
que el Tte. Gral. Viola vertiera durante una Conferencia en la U.B.A.: “El
teatro, el cine y la música se constituyeron en un arma terrible del agresor
subversivo. Las canciones de protesta, por ejemplo, jugaban un papel relevante
en la formación del clima de
subversión que se gestaba”.
Durante aquel “Proceso de
Reorganización Nacional” muchos argentinos buscaron el exilio y, sin
proponérselo, cumplieron un rol fundamental en la difusión de nuestra cultura.
Un trabajo publicado en Francia en
1984 señala que “Gardel (…) es un
elemento de vida. El tango es un eslabón necesario en la cadena ecológica del
argentino: suprímalo por ejemplo, expatriando a ese joven (…) y obsérvelo unos años
más tarde: no es en una boîte-disco donde lo reencontrará, sino en un grupo de
‘amigos del tango’ (o de Carlos Gardel, que es lo mismo) que posiblemente haya
fundado él mismo si no existía, volviendo a crear ese eslabón tan necesario
para conservar su identidad del Río de la Plata”.
En concordancia con esta teoría,
Vicente Zito Lemma dirá años más tarde, recordando su exilio, que Gardel era “lo suficiente (…) para saber quién era yo,
de dónde venía”. Era la esencia del hombre argentino; comenzaba a
trascender al tango y aquellos jóvenes expatriados lo llevaban consigo.
En 1982 el eco de la voz de Sinatra todavía
resonaba en nuestro país que estaba en guerra y festejaba los goles de un
mundial de fútbol con más banderitas argentinas por el segundo motivo que por
el primero. En este contexto, Eduardo Pérsico publicó su novela “Gardel supo retirarse a tiempo”
(Editorial Corregidor), obra en la que no se refiere al Cantor sino a la crisis
de identidad que atravesábamos.
Pronto regresó la democracia y con
ella, el “destape” en que se dio rienda suelta a las libertades recuperadas. El
Presidente Alfonsín bailaba el tango y viajó a Toulouse a conocer la casa natal
de Gardel.
Ante la proximidad del cincuentenario
del accidente de Medellín, la Fundación Banco de la Provincia de Buenos
Aires, entonces presidida por el Dr. Aldo Ferrer, creó la Comisión de Homenajes
que organizó el “Primer Encuentro de
Estudios y Debates sobre Carlos Gardel” con un tentador premio en efectivo
y la edición de los trabajos seleccionados.
Por primera vez, una institución oficial
mostraba a nuestro artista como un tema de
estudio e incentivaba a investigarlo.
Por el ya mencionado cincuentenario, 1985
fue declarado “año gardeliano” y se realizaron incontables homenajes en todos
los ámbitos. El Correo Argentino emitió
una serie de sellos postales, la estación “Agüero” del subterráneo pasó a
llamarse “Carlos Gardel”, hubo concursos, exposiciones, conferencias, mesas
redondas, proyección de películas, se renovó la inquietud de fundar un museo
dedicado a Gardel (esta vez en el Centro Cultural del Mercado de Abasto) y en
las escuelas primarias se estableció la “Semana Gardeliana”, bautizando aulas y
salas de música con el nombre del Cantor que, definitivamente, ocupaba un lugar
en nuestra cultura.
En todo el mundo se le rindieron tributos,
en su mayoría promovidos por argentinos: En Toulouse, por ejemplo, la socióloga
Martha Baez interesó a las autoridades municipales para la creación del
monumento, organizó importantes actividades y realizó investigaciones,
plasmadas luego en “Los Herederos del
Exilio” (Ed. Corregidor, 1990) y en la revista “La Maga” (1995).
En Chile se publicó “Carlos Gardel. Tango que me hiciste bien”,
Editorial Andrés Bello, cuyo prólogo expresa: “La idea de conmemorar el cincuentenario de la muerte de Gardel comprometió a personalidades como el señor
Presidente de la Argentina ,
el secretario ejecutivo de CEPAL y actual canciller
del gobierno de Uruguay, (…) a embajadores,
(…), hombres de derecha, de centro o de
izquierda, argentinos, chilenos, uruguayos, colombianos”. Finalmente,
nuestros políticos y diplomáticos acompañaban el sentimiento del país que
representaban
En 1986 vio la luz la primera edición
de libro del investigador inglés Simon Collier: “The life, music and times of Carlos Gardel” (University Pittsburg
Press Corp), trabajo que derivó en la incorporación de Gardel en la
Enciclopedia Británica, que traigo a colación como evidencia del reconocimiento
que merecía ya entonces en el extranjero.
Mientras tanto, en Argentina seguían
publicándose investigaciones gestadas durante el cincuentenario de su muerte: “Radiografía de Carlos Gardel” (Ed.
Abril, 1987) es “…el resultado de las Primeras Jornadas de Investigación
Tanguística, llevadas a cabo en Buenos Aires del 24 al 28 de junio de 1985
en la Sala D del
Centro Cultural General San Martín, con el auspicio de la Secretaría de Cultura
de la Municipalidad
de la Ciudad
de Buenos Aires”. En
estas jornadas –de las que, lamentablemente no hubo “segundas”- encontramos una
vez más un Estado que si bien apoya las inquietudes de la comunidad no toma la
iniciativa ni se involucra en la organización.
Pese a la multiplicidad de homenajes y
al apoyo oficial señalados, el Primer Congreso Mundial Gardeliano no se realizó
en Buenos Aires, sino en La Habana (Cuba) del 27 de noviembre al 4 de diciembre
de 1988 y no contó con la presencia de
argentinos, aunque sí con las ponencias de Héctor Ernié, Raúl March y Juan
Lanutti.
Estamos ya en 1989, año que registra
una hiperinflación que obliga a postergar la concreción de actividades
culturales, muchas de las cuales nos atañen. Con seis meses de anticipación
asume la Presidencia Carlos Menem, quien durante su campaña había unido su foto
a la de Gardel bajo el slogan “los argentinos llevamos dos Carlos en el
corazón”.
En 1990 se conmemora el centenario del
nacimiento del Cantor, por cuanto se le tributan numerosos homenajes, entre
ellos uno realizado por el Honorable
Congreso de la Nación.
El 28 de junio, por Decreto 1235 del
Poder Ejecutivo Nacional, se crea la Academia Nacional del Tango, dependiente del
Ministerio de Educación y la Secretaría de Cultura de la Nación, que realizará
una intensa actividad, fundamentalmente de difusión de nuestros valores
artísticos, en nuestro país y en el extranjero.
En tanto, la Embajada de Argentina en
Ecuador editó en Quito un libro titulado “Al
Troesma desde la mitad del mundo”, homenaje que, aun cuando procede de
argentinos, alcanza a aquel lejano público respondiendo a una iniciativa de
diplomáticos de este país digna de ser emulada.
Desde 1936, cada 24 de junio los
admiradores de Gardel le rendimos homenaje, pero estas manifestaciones
espontáneas fueron oficialmente reconocidas recién en 1991, cuando por Ley Nacional 23.976 se instauró esa fecha como
“Día del Cantor Nacional”. A partir de entonces Gardel queda incluido en las
efemérides escolares, hecho que implica al menos una clase alusiva al año. Sin
embargo, el tema no integraba los programas de estudio del Magisterio, por
cuanto su cumplimiento quedaba librado a la buena voluntad de los docentes, que
no tenían dónde recabar información por carecerse de una biblioteca
especializada.
Simultáneamente, la Municipalidad de
Buenos Aires fundó la
Universidad del Tango, actualmente Centro Educativo del Tango
de la Ciudad
de Buenos Aires (CETBA), ofreciendo el
Instructorado de Historia del Tango y el de Tango Danza, con títulos oficiales.
Se trata del estudio sistematizado, con evaluaciones y exigencias en cuanto a
asistencias y calificaciones, que además ofrece talleres y seminarios gratuitos
de 8 clases sobre la Historia del Tango.
En este contexto y para sorpresa de
muchos, la juventud se interesaba cada vez más en ese baile. No conocían aquel
lunfardo, ni las modas, ni la historia pero Piazzolla y el Polaco los
emocionaban y por medio de los Decadentes descubrían a Alberto Castillo. Sentían
simpatía por Gardel, pero ¿cómo conocerlo si no se lo difundía? Charly, el
Flaco y León Gieco lo elogiaban, pero esos jóvenes eran hijos de aquella
generación que no pudo escucharlo plenamente. Hijos de una identidad prohibida,
una casa sin cimientos.
En tanto, en Oaxtepec (México) se realizó
el Segundo Congreso Mundial Gardeliano, que –como el anterior- no contó con ninguna participación de las
esferas oficiales de Argentina, ni siquiera como auspiciante nominal.
En 1995 se cumplieron 60 años del
accidente de Medellín y fue propicio para que el Congreso Nacional promulgara
la Ley 24.529 estableciendo que en la esquina de Libertador y Tagle se
emplazaría el monumento a Carlos Gardel, en medio de un anfiteatro con forma de
guitarra con capacidad para 250 espectadores y subsuelo destinado a museo. La
Academia Porteña del Lunfardo, impulsora del proyecto, recaudaría los fondos
por medio de una suscripción popular y se inauguraría el 11 de diciembre de
1997, pero fue ésta una de las tantas leyes aprobadas y nunca puestas en
práctica.
Como en un intento por revertir las
cosas, el 14 de agosto de 1996 se sancionó la Ley 24.684 también conocida como “Ley del tango” (reglamentada
el 4 de junio de 1998 por Decreto n° 627), que lo declara patrimonio cultural
de la Nación, considera de Interés Nacional su difusión, estudio y conservación
de documentos; exime estas actividades de contribuciones impositivas, establece un régimen preferencial aduanero y
dispone que las dependencias estatales actuantes en el exterior incluyan
referencias acerca del tango.
Simultáneamente, el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires y la Mairie de Toulouse realizaron un
concurso entre alumnos de escuelas y colegios secundarios, incentivando a los
jóvenes a investigar la vida y la obra del Cantor. El atractivo premio consistió
en un viaje a la ciudad natal de Gardel para toda la división áulica del trabajo
ganador.
Además, el gobierno provincial realizó
el “Primer Congreso de Identidad Bonaerense”, destinado al heterogéneo público
de docentes, artistas, investigadores, antropólogos, etc.
Curiosamente, mientras las autoridades
de la Provincia de Buenos Aires fomentaban el estudio en favor del
afianzamiento de nuestra identidad, del otro lado del Plata se convocaba a un
concurso literario internacional de cuento y novela, cuyo personaje central
debía ser Gardel. Organizado por el Departamento de Cultura de Montevideo, la Dirección de Cultura del
Ministerio de Educación y Cultura del Uruguay, la Municipalidad de Tacuarembó y
el diario EL PAÍS, ofrecía un premio altamente tentador en moneda
estadounidense. Este hecho explica la abundancia de ficciones publicadas en los
últimos años, muchas veces citadas en trabajos con intenciones investigativas.
Es obvio que la fantasía atenta contra la historia científicamente documentada
y lamentable que los investigadores carezcan de un incentivo de esta naturaleza
para realizar nuevos trabajos o finalizar los que tienen en carpeta.
Ese mismo año 1996, el diario
Página/12 editó y distribuyó ejemplares de la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires con la foto de Gardel en
su portada. Los tradicionales símbolos patrios propios de las publicaciones de
esta naturaleza fueron reemplazados por un prócer de la cultura porteña tan incuestionable como
el articulado de su contenido.
Poco después se publicó un libro en
Vigo, España: “Carlos Gardel – entorno
histórico y filatélico”, de Manuel Lago Martínez (Ediciones Cerdeñoso), con
una recopilación de sellos postales y matasellos de correo emitidos en diversas
partes del mundo, documentando la importancia que las esferas oficiales de
distintos países habían otorgado a Gardel en el transcurso del tiempo.
En tanto, en Argentina se reglamentaba
la ya mencionada Ley Nacional del Tango (N° 24.684) y la Legislatura de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires sancionaba el 14 de diciembre la Ley N° 130 tendiente
a la difusión del Tango, a su preservación y recuperación, que se promulgará el 14 de enero de 1999 por Decreto
N° 37/99.
El monumento al Cantor ya estaba
finalizado. Muzzopappa, escultor de gran talento y frondosa trayectoria, había
creado un Gardel de cuerpo entero de tres metros de altura, ideal para emplazar
en Avda. Del Libertador y Tagle, donde antiguamente funcionara el Armenonville,
de acuerdo con el proyecto de José Gobello aprobado por la ya mencionada Ley
24.529
Sin embargo, diarios de la época
indican que el Presidente Menem obsequió esa obra a su par francés, M. Jacques
Chirac, con la intención -que no se llevó a cabo- de emplazarla en una estación
de “métro” parisina.
A manera de síntesis de los dos
períodos gubernamentales menemistas es interesante y curioso señalar que
predominó la reedición de viejos libros por sobre la creación de nuevos
trabajos: Pese a la creación de la Academia y la Universidad del Tango y a la
facilidad que otorgaba la estabilidad monetaria, los autores no tuvieron
respaldo ni incentivo alguno por parte de los representantes de la Cultura. El
mérito de los libros publicados en 1990-91 corresponde a las editoriales que
adhirieron al centenario de su nacimiento, pero no se registran iniciativas
oficiales que promovieran investigaciones de ninguna naturaleza.
El nuevo milenio encontró al Abasto en
vías de ser restaurado, a numerosos historiadores gestando sus libros, y a Don
José Gobello concretando –aunque con
sustanciales modificaciones- su proyecto de erigir un monumento en homenaje a
Gardel en el Abasto, cuya inauguración tuvo lugar el 23 de marzo de 2000.
La revista “Ahora” destacaba el
impulso económico que significaba para los comerciantes el moderno shopping mientras la casa de Gardel continuaba
sumida en el abandono. El empresario Eduardo Eurnekian –que la había
adquirido en 1996- la donó al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y fue
inmediatamente transferida a la Dirección General de Museos. A comienzos de
2002, en medio de una tristemente memorable crisis económica, social y
política, abrió sus puertas cumpliendo el sueño largamente acariciado por muchas
generaciones.
Coincidentemente, surgió un concurso
para ensayos –el primero desde 1985- : “El Tango. Historia, autores e
intérpretes”, organizado por la empresa EDENOR destinado a autores inéditos.
Los trabajos ganadores fueron publicados con el título “Doce ventanas al Tango”
y ninguno de ellos se refiere a Gardel,
aunque su foto ilustre la tapa del libro. Evidentemente, no lo consideraron un
tema digno de estudio y análisis, sino un símbolo del tango, una presencia
tácita.
Superado el asombro con que habíamos
visto dimitir al presidente De la Rúa y su reemplazo de cuatro mandatarios en diez
días, 2002 fue un año con más expectativas que concreciones.
En medio del desconcierto y confusión
producidos por aquella acefalía, Gardel estaba tan desprotegido como el resto
de los argentinos, como en una nebulosa. Coincidente o consecuentemente, se
formó el Centro de Estudios Gardelianos con el objetivo de “recuperar a Gardel a través de la
verdad histórica”, para lo cual realizó en el año 2003 el último Congreso
Internacional que sobre el tema hubo en nuestro país.
Así como el Simposio de 1978 había
tenido por finalidad determinar si el Cantor era un mito o una realidad, las
Jornadas Tanguísticas de 1985 lo analizaron desde la óptica de su arte, el
Encuentro de Estudios y Debates de 1986 desmenuzó uno a uno sus distintos
aspectos, este Congreso tuvo por fundamental objetivo revalorizar las pruebas
documentales de su nacimiento. En inconsciente sintonía, sucedía con Gardel lo
que con aquellos Nietos y, para recuperarlo,
se propuso realizarle un examen de ADN, práctica habitual en los restos de las
víctimas de los ‘70.
El presidente Néstor Kirchner asumió
el mandato en mayo de 2003, luego del primer “ballotage” electoral de nuestra
historia y, aunque no fue la cultura el eje de su gestión gubernamental y ni el
tango la música de su preferencia, tampoco hubo impedimento alguno.
En este contexto, la UNESCO declaró la
voz de Gardel Patrimonio de la Humanidad, por gestiones realizadas desde Uruguay
por la colección discográfica de Don Horacio Loriente.
En tanto, el gobierno de la Ciudad de
Buenos Aires organizó el Campeonato Mundial de Tango, evento que, por estar
dedicado a la danza, no incluye al Cantor. Para las parejas de baile
participantes el símbolo del tango es el
bandoneón, que poco a poco comenzará a reemplazar a Gardel en la folletería
publicitaria y en los Monumentos al Tango, en el mundo entero.
El primer monumento al tango se erigió en la localidad bonaerense de Chacabuco y es obra del artista José Antonio Perrone. El acto inaugural tuvo lugar el 9 de octubre de 2004 y contó con la presencia de Ben Molar.
Otra confusión se generó entonces:
Durante las dos semanas de agosto en que se desarrolla, “Buenos Aires se viste
de Tango”, desdibujándose la fecha del 11 de Diciembre que, además de la danza,
incluye otras manifestaciones no sólo artísticas y especiales recordaciones a
Gardel y a Julio De Caro.
El Museo Casa Carlos Gardel trabaja
intensa y esforzadamente. Muchos documentos, cartas, fotos y objetos se habían
perdido; otros fueron vendidos al extranjero; otros, custodiados por celosos
coleccionistas, regresan a manera de préstamo para ser exhibidos de manera
temporaria en su lugar de origen, de donde nunca debieron salir. El patrimonio
gardeliano se puso en valor y la Casa de Jean Jaurès se convirtió en el espacio
preferido: Espectáculos, presentaciones de libros, cine y conferencias se
desarrollan desde entonces en forma ininterrumpida.
Por su parte, el Centro de Estudios
Gardelianos, que había realizado el congreso ya mencionado en el año 2003,
presentó en 2006 las Jornadas “Quién es Gardel?”, un ciclo de charlas sin eje
temático determinado, a cargo de sus integrantes.
En tanto, la Legislatura de la Ciudad
de Buenos Aires sancionó la Ley 2264 (“de Mecenazgo”), a través de la cual se
crea “el Régimen de Promoción Cultural destinado a estimular e incentivar la
participación privada en el financiamiento de proyectos culturales”. También
por esa fecha se declaró Monumento Histórico la bóveda y el Mausoleo de Gardel,
primer personaje popular merecedor de tales lauros. El interés que el tema
despertó en el Asesor Legal de la Comisión Nacional de Museos y Monumentos
Históricos, Dr. Oscar De Masi, se materializó en el libro “La última esquina de Carlos Gardel. Historia y estética de su mausoleo” (Ed. Eustylos.
Bs. As., 2007).
En 2009 el Tango fue declarado
Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Se produjo aquí “oficialmente” una
escisión en el antiguamente denominado binomio
indesglosable. Gardel ha trascendido al tango y éste, por su parte, tiene
distintas escuelas; pero juntos o separados, ambos han conquistado al mundo.
El 28 de diciembre el Boletín Oficial
de la Ciudad de Buenos Aires publicó la Ley 3.257 (sancionada el 26 de
noviembre y promulgada el 21 de diciembre, por Decreto Nº 1.123/009), mediante
la cual la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, instituyó el 14
de Octubre como “Día del Coleccionista de Tango”, iniciativa de la Sra. Ana
Seminara de D´Agostino que demandó una lucha de casi dos décadas. Su breve
articulado establece que “El Poder Ejecutivo implementará en los distintos ámbitos de su competencia actividades específicas que den a
conocer la importante tarea de preservación del patrimonio cultural que
realizan los coleccionistas de tango”.
La falta de cumplimiento de la legislación vigente referida al tango, motivó que el 13 de mayo de 2010 la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires emitiera la Declaración 118/2010, mediante la cual "solicita al Poder Ejecutivo que a través del Ministerio de Educación estudie la posibilidad de intensificar en la currícula de las escuelas públicas de Gestión Estatal dependientes del Gobierno de la Ciudad, la enseñanza del tango". Tampoco se ha concretado nada de esto hasta la fecha.
La "amnesia cultural" que habíamos sufrido, la falta de conocimiento de nuestra cultura popular, el descuido de nuestro patrimonio, trajo como consecuencia que los Ministerios de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires y de la Nación auspiciaran exposiciones de documentos apócrifos atribuidos a Gardel.
En el contexto descripto fracasó mi
proyecto de abrir al público y legar a mi ciudad de Azul el “Museo del Libro
Gardel y su Tiempo”. El Concejo Deliberante lo aprobó por unanimidad y la
Cámara de Diputados de la Provincia lo declaró de “Interés Legislativo”, pero
pronto se diluyó en una indiferencia que aún hoy persiste: En el Encuentro
Provincial sobre Identidad Bonaerense del pasado mes de mayo, se concedieron veinte minutos a la ponencia de tango y
dos horas y media a la de folklore. El tiempo establecido para cada orador
es un claro indicativo de la importancia y apoyo que se otorga a cada tema. Que
esto suceda en una ciudad que es subsede del Campeonato Mundial de Tango, muestra
la preeminencia de que goza el espectáculo y el entretenimiento por sobre las
investigaciones históricas.
El lenguaje ideológico del tango ha
sido reemplazado por el corporal vaciándolo muchas veces de contenido,
desconociendo su habla y olvidando a sus creadores.
Es posible que los motivos residan en
que en las últimas décadas las funciones de máxima responsabilidad del ámbito
cultural –y no pocas bancas intervinientes en las legislaciones mencionadas-
han estado en manos de artistas. Por su formación, desde Piero de Benedictis
hasta Teresa Parodi dieron prioridad a la expresión creativa por sobre el estudio,
el crecimiento intelectual, la adquisición de conocimientos. Por eso, la difusión
del tango ha estado centrada casi exclusivamente en festivales de danza y, en
segundo término, del canto. Tímidamente asoman intentos por promover su poesía,
su filosofía, el estudio de su historia, pero no cuentan con el apoyo oficial
que necesitan.
Cada uno de los puntos aquí planteados
puede y merece desarrollarse in extenso analizando las causas, situaciones
circundantes y consecuencias para prevenir futuros perjuicios análogos a los ya
sufridos.
Este resumen ha pretendido mostrar
hasta qué punto, voluntaria o involuntariamente, las actitudes gubernamentales
influyen en Gardel, es decir en nuestra Voz.
Ana
Turón
Azul,
junio 17 de 2016
(Ponencia presentada en el IV Congreso Universitario Internacional de Tango Argentino - Universidad Nacional de las Artes, C.A.B.A.)
BIBLIOGRAFÍA:
Además de los libros citados en el
desarrollo del texto:
AA.VV., 1981: “Argentina. Cómo matar la cultura”. Ed. Revolución, Madrid
OSTUNI, Ricardo, 1995. Repatriación de Gardel. Bs. As. Club
de Tango
Bibliothèque Municipal de Toulouse,
1984 Le Tango de Carlos Gardel.
Toulouse, Francia.
LEMA, Vicente Zito, 2004: “El Bronce que sonríe. El mito, el hombre y
la Parca”. Peña Lillo – Ediciones del Continente, Buenos Aires.
Diario Clarín, 23 de junio de 1996
Revista “Ser Gardel” pxp, 1990
Revista “Carlos de Buenos Aires”. Bs. As. s/f (ca. 1970)
Revista CANTANDO: 8 de Junio de 1958
Revista “Casos” (año I, N° 27) del 2-8
de noviembre de 1976
Diario “La Prensa” 26 de octubre de
1979
Diario “EL PAÍS” (Montevideo, Uruguay)
21 de julio de 1989.
Diario “El Tiempo” (Azul, Bs. As.)
ediciones varias
Boletín Oficial (números varios)
Archivo personal.