as referencias al conocimiento que Carlos Gardel tenía de su lengua natal son, en su amplia mayoría, testimonios orales, subjetivos y dispersos que han motivado los más diversos análisis, suspicacias y elucubraciones.
En las últimas décadas, Internet ha contribuido a la difusión
de sus grabaciones en francés[1],
verdaderos documentos que –nunca mejor dicho- hablan por sí solos, aunque los
evaluadores siguen sin ponerse de acuerdo en sus opiniones.
Por esta razón, consideramos interesante la transcripción de
un reportaje que Gardel concedió al diario parisino “L’Intransigeant” el 4 de
enero de 1931:
Esperanzas en torno al
tango
El afiche de Paul Colin
muestra a Carlos Gardel apoyado en su guitarra. No imaginamos a uno sin la
otra. De la mancha blanca que vemos en escena, bajo su rostro, sale un canto
casi tan delicioso como el de su voz. Los labios y los dedos de Carlos Gardel
son igualmente melodiosos.
El tango forma ahora
la mayor parte de su repertorio. Ese
ritmo argentino no ha perdido su favor.
-¿Sigue gustando
siempre el tango? –pregunté a Carlos Gardel.
-Claro que sí. Un buen
tango gusta siempre, me respondió a su manera. Porque no habla el francés como usted y como yo. Tiene una manera mucho más
linda de expresarse en nuestra lengua, les aseguro. Su acento, sea el que sea,
siempre es seductor, con una bella voz.
-¿El tango tiene el
mismo éxito en todos los países?
-Ciertamente. En
España, Uruguay, Brasil, en todos lados gusta como en Francia.
-¿Y en Inglaterra y Alemania?
-Nunca fui ni tampoco
he visitado Italia. No tengo tiempo. Nunca me he ido de una ciudad sin firmar
un contrato para el año siguiente. Por eso nunca tengo tiempo libre.
-Sin embargo, Carlos
Gardel me ha dicho que iría a Inglaterra y a Italia en esta temporada. Conserva
una medalla de oro con la efigie del Príncipe de Gales que éste le obsequió. Es
uno de sus más grandes admiradores. Inglaterra tiene, seguramente, muchos otros
que no lo saben.
Y, sin dudas, también
allí amarán el tango.
¿Cómo no apreciarlo
cuando lo cantan así?
Aunque breve, la entrevista refleja una conversación “off the record” en la que Gardel detalló la visita de Eduardo de Windsor a Argentina en 1925 y respalda los testimonios que recuerdan al Cantor hablando un correcto francés.
En este sentido, el músico Julio De Caro dejó escrito en su libro de memorias
que, precisamente durante ese año 1931, debutó con su orquesta en el lujoso
Palais de la Mediterranée de Niza, ante un exquisito público entre quienes se
destacaba Carlitos Chaplin.
Al salir a escena, embargado por la ansiedad y emoción, oyó que desde el público, alguien pedía en francés
un minuto de atención: «Señoras y
señores, he viajado ex profeso desde París a esta maravillosa Costa Azul, no
esta vez para admirar su paisaje, sino para acompañar en su noche de debut a
este compatriota mío, gran intérprete del tango argentino en su patria que, al
igual que yo, les brindará lo mejor de su espíritu en la música».
Era Carlos Gardel, de pie frente a una «kilométrica
mesa, cuyos invitados serían unas cien personas, entre damas y caballeros,
destacándose elegantísimo dentro de su impecable frac»[2].
Otra referencia de indiscutida credibilidad fue consignada
por el diario “El Mundo” de Puerto
Rico en su edición del 4 de abril de 1935, dando cuenta de que Gardel “saludó al gobernador Winship, sosteniendo
con el jefe del Ejecutivo Insular una breve charla en francés.”[3]
“El Morocho del Abasto” y “El Francesito”, dos apodos del Rey
del Tango que sintetizan la cultura rioplatense, donde criollos y europeos se
abrazaron en el tango.
Ana Turón – Georges Galopa
Azul (Argentina) - Andolsheim (Francia)
11 de diciembre de 2019
[1]
Gardel llevó al disco las canciones francesas Déjà (Lenoir – Aivaz, 21-09-31),
Folie(A. Wilson- Fischer, 21-09-31), Madame c'est vous (Grégor-Emer, 21-09-31),
Je te dirai (Grégor – Emer, 23-09-31),
Parlez moi d'amour (Jean Lenoir, 09-03-33).
[2]
DE CARO, JULIO “El Tango en mis recuerdos. Su Evolución Histórica”. (Ed.
Centurión, Bs. As., 1954)
[3]
PELUSO, HAMLET – VISCONTI, EDUARDO
“Carlos Gardel y la prensa Mundial” (Ed. Corregidor, Bs. As., 1991 y 1998)