Nacido
en Santiago de Cuba el 26 de septiembre de 1897, fue corresponsal de prensa,
secretario judicial de Bayamo y juez correccional en Santiago. Esas actividades
no le impidieron desarrollarse en la música, disciplina en la que se había
iniciado desde muy temprana edad; a los 16 años compuso “Mujer querida”, su
primer bolero, y a los 20 se graduó de profesor de guitarra.
En
1928 se radicó en La Habana donde junto a Valeriano Daugherty y Pepe Figarola
formó el “Trío Oriental”, que se presentó en el Teatro Campoamor. Al año
siguiente el “Trío Moya” grabó para el sello Brunswick “La niña del cine” y
“Los solteros”. Una vez disuelto cantó como solista, dio clases de guitarra,
creó el conocido “Método práctico de guitarra” y trabajó en la incipiente radio
cubana.
EL TRÍO ORIENTAL: De izq a Der. Valeriano Daugherty, Roberto De Moya y Pepe Figarola (fuente: https://diazayalacollection.fiu.edu/discography/images/image-658 )
El 1 de noviembre de 1932 desembarcó en Key West (Península de Florida, EE.UU.) acompañado por Jorge Mauri y Manuel Fontanals. Las reseñas biográficas consultadas consignan que también habría viajado Raúl Domínguez –aunque no consta en el registro de Migraciones-; con el nombre de “Los Trovadores Líricos de Cuba”, se presentaron en Miami y en Nueva York.
El 9 de noviembre de 1933 De Moya desembarcó en Tampa (FLA), en el vapor “Florida” proveniente de La Habana, de donde había zarpado en la víspera. Lo acompañaban Manuel Fontanals, Raúl Domínguez, Ricardo Nodarse y Eduardo Sumsión, todos quienes se declararon en Migraciones como “Announcer Radio”.
Pronto los otros músicos regresaron a Cuba pero De Moya permaneció en Nueva York y formó un dúo con Carlos Spaventa, presentándose como “artistas exclusivos del Miami Beach Tennis Club”, en Washington y Nueva York.
Carlos
Spaventa era argentino, nacido el 23 de marzo de 1907 en Rosario (Santa Fe) e
integrante de una familia de artistas. Comenzó su carrera en 1926 como compañero de dúo de Libertad Lamarque y más tarde formó el "Trío Argentino" con Chiapori y Riverol.
Cuando éste comenzó a acompañar a Gardel, Carlos
Spaventa se unió a la troupe de su
hermano Francisco y viajaron a Europa.
El 2 de enero de 1934 arribó a los Estados Unidos, donde se reencontró con De Moya -a quien había conocido en Cuba, país en el que residía desde 1931-; donde formaron un dúo y participaron de las películas de Gardel.
Curiosamente,
en una entrevista radial de los años ‘60 De Moya omitió a sus compañeros
anteriores y a la actividad realizada durante los meses previos: “Yo
llegué a Nueva York en el año de 1934, allá por el mes de marzo, con mi
compañero de entonces, el argentino Carlos Spaventa, y actuando en la National Broadcasting Company, en las estaciones WJC
y WEAF. Vivíamos en el hotel… no me acuerdo el nombre en este momento, pero
quedaba en la calle 78 y Broadway. En la
primera quincena del mes de mayo nos mudamos al hotel Ansonia, en la calle
Broadway y 72.”
Estando en la carpeta del hotel arreglando
el asunto del apartamento –continúa-, llegó a pedir la llave el
guitarrista y compositor Horacio Pettorossi, fallecido recientemente, y, cuando
mi compañero Spaventa le preguntó si él
era Pettorossi, al contestar éste afirmativamente, se pusieron a hablar de
la Argentina, de la familia, de los amigos y de las películas que Carlos Gardel
iba a filmar.
Como vemos, De Moya no sabía que los artistas se habían conocido en
España, cuando Spaventa formaba dúo con Luis Scalon y grabó “Llora corazón” de
Horacio Pettorossi. Salvado ese detalle, retomamos el testimonio:
Pettorossi nos dijo que él se encontraba
en Nueva York porque iba a actuar como director del conjunto de guitarras que
intervenía en las películas de Gardel, principalmente en ‘Cuesta abajo’ –que ya se había empezado a rodar (esta mención nos remite al mes de mayo de 1934)-, que nos había
escuchado por la radio y que habíamos caído del cielo. Nos preguntó si nos
interesaba actuar en dicha película, y, al contestar nosotros afirmativamente,
nos dijo: ‘Gardel los escuchó por la NBC y quedó muy complacido. Dice que son
ustedes los guitarristas que necesita. Precisamente, esta mañana se mudó para un apartamento lujoso de una avenida en el
Este’, y nos citó para las seis de la tarde de ese día. Nosotros nos pusimos
muy contentos y nos embullamos sobremanera. Para mí representaba un honor y, al
mismo tiempo, un premio a mi labor que un artista de la fama y del talento de
Gardel me hubiera seleccionado como uno de sus guitarristas acompañantes. Pues,
sobre todo, no siendo yo argentino. Para mí, como cubano, resultó un honor.
Carlos Spaventa y Roberto De Moya (señalado en rojo) en 1934 |
Cuando lo vimos ya sabía quiénes éramos
y se comportó con nosotros como si fuéramos viejos amigos. En efecto, en ese
momento estaba buscando guitarristas de experiencia que supieran interpretar
música argentina para que lo acompañaran, ya que los guitarristas de su grupo
no habían llegado por problemas con los visados. Nos echó el brazo por el
hombro y nos dijo que sacáramos las guitarras. Entonces cantamos una zamba que
él mismo tarareó. Enseguida dijo: 'Está bien, no hay problema. Mañana a la una
nos vemos en los estudios de la Paramount'.
Y así fue como tomamos parte en la
primera película que Gardel filmó en Estados Unidos, que se llama ‘Cuesta abajo’.
Gardel quedó satisfecho de nuestra actuación en ese filme y nos invitó a
participar en otros como ‘Tango en Broadway’ (SIC), ‘El día que me quieras’ y ‘Tango
bar’, aunque en esta última no aparezco personalmente, ya que lo que hice fue
acompañarlo en la música de fondo. Ya en esos días habían llegado sus
guitarristas, pero nos dejó actuar con ellos porque Gardel quiso que también
participáramos en esas películas[1].
De
Moya recordaba que “Spaventa me hablaba
de Gardel como el mejor cantor del mundo, cosa que pude comprobar luego, y aún
creo que no lo hayan podido superar. Yo ya conocía a Gardel, pero sólo a través
de sus películas 'Luces de Buenos Aires' y 'Melodía de arrabal' y a través de
sus discos que grababa en la Unión (léase Odeón) y que entonces yo, en Santiago de Cuba, oía
con frecuencia. Me impresionaron grandemente estas filmaciones hechas en
Francia, y tanto allá como en el mundo hispano era muy famoso.
EL ENCUENTRO CON GARDEL
Al fin, llegaron las seis de la tarde y
fuimos a ver a Gardel. Spaventa, Pettorossi y yo. Como a eso de las siete de la
noche llegó El Rey del Tango, Carlos Gardel, como le decían todos. Allí mismo,
en el elevador, Pettorossi le dijo: 'Mira, che: aquí te presento a Spaventa y
al cubano Roberto de Moya. Este es el dúo que tocan y cantan por la NBC y que
tú escuchaste'. Gardel nos estrechó la mano efusivamente exclamando:
“¡Macanudo!”. Y luego le dijo a Spaventa
que él era amigo de su hermano Paco[2],
que nos había oído cantar y tocar la guitarra y que le gustamos.
Los
recuerdos de Spaventa son diferentes: Afirmaba haber conocido a Gardel en
España en 1928[3] y
refirió el reencuentro en Nueva York en estos términos: “Una tarde me encontraba en el lobby del Hotel Ansonia cuando vi
acercarse a Carlos. Nos abrazamos y
festejamos el feliz encuentro. Amable y atento como siempre, mostró interés
en saber lo que hacía en Nueva York. Después de que charláramos un largo rato
me dijo que pronto iba a comenzar a hacer películas: ‘venime a ver mañana para
que te dé un papelito’. Al agradecerle su ofrecimiento le pregunté si podía
llevar a mi compañero de dúo, Roberto Moya. ‘Traélo. Si es amigo tuyo lo es mío
también’.”
Es
oportuno señalar que Gardel residió en el “Ansonia” desde fines de enero hasta
fin de marzo, pero seguía frecuentando el hotel porque allí se hospedaba una
familia uruguaya con quienes el cantor entabló una relación de amistad. Esto
explicaría la confusión entre “se mudó” o “se marchó” y su presencia en el hotel.
Retomamos las palabras de Roberto De Moya: Llegamos
al apartamento, y, casi sin tomar aliento, Gardel mandó a servir unos tragos (…)
y le dijo a Castellanos: 'Siéntate al piano y tócame la zambita de la película “Cuesta
abajo”, En los campos en flor', de la cual Gardel era autor.
Seguidamente, desfundamos la guitarra,
tomamos la letra de la zamba, cantamos y nos acompañamos con las guitarras y el
piano que tocaba Castellanos mientras Gardel también silbaba y tarareaba la
melodía.
Después de charlar amigablemente y tomar
algunos tragos, ya cuando nos íbamos, Gardel nos dijo: “No olviden: mañana nos
vemos en el estudio de la Paramount a las diez”. Al día siguiente, y vestidos
de gauchos, nos encontrábamos con Gardel en los estudios de filmación.
Ensayamos con los guitarristas, montamos la zamba y esperamos el momento de la
filmación. Hubo que esperar bastante, pues nuestra actuación comenzó a las tres
de la tarde y terminó a las cinco de la madrugada. O sea, al día siguiente.
Hicimos la escena del fogón de distintas formas, varias veces, hasta que todo
quedó a pedir de boca.
“EN LOS CAMPOS EN FLOR”
El dúo Spaventa-Moya en la película “Cuesta Abajo”
Cuando terminamos nuestra actuación, Gardel nos felicitó efusivamente y nos prometió que en la próxima película, 'El tango en Broadway', nosotros también trabajaríamos, como así fue, en efecto.
De Moya afirmaba que había acompañado a Gardel en “muchas grabaciones” –aunque documentado está que los acompañamientos de los discos de Gardel realizados en Nueva York estuvieron a cargo de la orquesta de Terig Tucci- y que “durante las presentaciones en Nueva York uno de los músicos permanentes de Gardel se le quejaba de que le estaba pagando mucho dinero al cubano y que el gran Carlitos le respondió: “Déjalo que coma, estos gringos están repletos de dólares”[4]. Gardel no actuó en teatros neoyorquinos, por cuanto este episodio tal vez haya tenido lugar en el marco de las filmaciones.
Ahora quiero
significar -continúa De Moya- que la película 'Cuesta abajo' se realizó en diecisiete días, con
sus respectivas noches, en turnos corridos. Había prisa por terminar la
filmación pues querían ahorrar tiempo y dinero. A los quince días de haberse
concluido el rodaje de “Cuesta abajo” comenzamos a filmar 'El tango en Broadway', en la cual actué con Gardel y Spaventa en
varias escenas. Después, como a los treinta días, más o menos 'El día que me quieras', en la cual intervengo
en unas escenas que luego fueron
eliminadas y que posteriormente se agregaron otra vez.
Carlos Spaventa y Roberto De Moya en “El Tango en Broadway” |
De Moya parecía no recordar su participación en los scketchs de “Cazadores de Estrellas”, filmados en diciembre de 1934, pero se lo identifica con claridad -al igual que a Spaventa-; tratándose de breves escenas, es posible que no las considerara “películas” (o, quizás, las “presentaciones” a las que aludía en párrafos anteriores estuvieran relacionadas con estas actuaciones).
De Moya en “Cazadores de Estrellas” |
Después se realizó el 'Tango Bar'. En
esta última película que filmara Gardel yo tomé…hice muy poca actuación: solamente
toqué la guitarra en alguna… en alguna canción ahí, que no tiene importancia”, finaliza De Moya.
Por
su parte, Spaventa afirmaba que no participaron en “El día que me quieras” ni
en “Tango Bar” (filmadas en enero y febrero de 1935 respectivamente) porque debieron
regresar a La Habana donde tenían “un jugoso contrato”. Sin embargo, las
cámaras registraron a Roberto De Moya integrando el conjunto
de guitarras que acompañan a Gardel en “El día que me quieras”.
El
contrato mencionado por Spaventa no debió ser tan importante ni redituable, ya
que no encontramos menciones en la prensa y los cantores continuaron sus vidas artísticas por caminos separados.
La
actividad discográfica del dúo Spaventa-Moya para “Victor” solo duró dos meses
y consistió en doce tomas de cinco títulos, de los cuales se editaron cuatro,
permaneciendo inédito el bolero “Quisiera ser tu dueño”.
En 1935 Spaventa viajó dos veces desde Cuba a los Estados Unidos, en una
extraña coincidencia de fechas: el 28 de marzo -día en que Gardel y su comitiva
emprendía la gira final- y el 14 de diciembre, cinco días antes de la llegada
de De Fino con los restos de Gardel y su posterior velatorio en Nueva York.
En tanto, su ex compañero formó el “Sexteto Moya” que el 5 de abril de 1935 dejó impreso en Nueva York para el sello Victor los discos “Labios de Amapola” y “Haciendo el bongo”.
LOS PROYECTOS TRUNCOS:
De
Moya recordaba a Gardel en estos términos: “Yo
había cultivado una gran amistad con él, y él me tenía afecto: me trataba con
cariño, me decía 'pibe'. Un día, a raíz de haber comenzado la filmación de 'Tango Bar', después de haberme seleccionado él en un asunto de trabajo que yo
estaba discutiendo con su socio, Alfredo Le Pera, Gardel me echó el brazo por
encima y me dijo: 'Oye, pibe. En mi tournée pienso visitar Cuba, que me han
dicho que es muy linda. Si todos los cubanos son como vos y las mujeres, como
me han contado de hermosas, a lo mejor me quedo en Cuba y mando a traer a mi
viejita'. Y esto lo decía con un dejo de tristeza, como consternado, pues
Carlitos, como le decíamos nosotros, era muy sentimental, y estaba herido por
ciertas cosas que le pasaron en la Argentina y que yo nunca averigüé.”
En declaraciones posteriores amplió sus recuerdos: “Cuando terminamos los compromisos en Estados Unidos, él quería llevarme para la gira por América del Sur, pero Le Pera, que era el administrador, se opuso porque aumentaría los gastos al incluirnos en la nómina. Entonces Gardel comprendió y me dijo: 'Está bien, che, tú te vas para Cuba y el día 24 de junio te embarcas para acá y nos encontraremos en Nueva York el día 1° de julio porque vamos a rodar 5 películas más en las cuales pienso mejorarte'. Acepté de mala gana, aunque tenía ganas de venir para Cuba y dejarle algún dinero a la familia.”
Poco tiempo después, según recordaba, “El 24 de junio de 1935 salía yo de Cuba en el vapor ‘Florida’ para encontrarme con Gardel en los Estados Unidos, como habíamos pactado, en el mes de julio. Iba yo radiante de felicidad y de alegría, al extremo que al encontrarme en el barco con unos amigos nos pasamos el tiempo cantando y tocando la guitarra. Al llegar a Cayo Hueso para tomar el tren hacia Miami, cuando descendíamos del barco, mi amigo Lorenzo Salinas compró un diario y me lo mostró, diciéndome: 'Mire, maestro, qué desgracia. Gardel ha muerto. Ha perdido la vida en Medellín junto con sus compañeros en un accidente de aviación'. Al principio yo no creía que se trataba de una cosa seria, sino de una broma de mal gusto, o de algún truco publicitario. Pero lamentablemente no fue así.
Al tomar en mis manos el periódico, vi la foto hecha por radio, muy borrosa, por cierto, y la información que decía que a Gardel se le había reconocido por la rastra. Rastra se le llama a la faja que usan los argentinos, los gauchos, y que Gardel llevaba siempre adherida al cuerpo, pues a él le gustaba coleccionar monedas de oro, y tenía bastantes, que llevaba consigo. De todos los países que él visitaba, siempre le gustaba llevarse un souvenir de esa clase.
Bue… Pues ya no quedaba duda. Mi gran amigo Carlos Gardel había muerto, y mis esperanzas en el cine se esfumaban.”
El 24 de junio de 1935 Roberto De Moya llegaba a Estados Unidos |
Conmocionado por la noticia, regresó a La Habana y formó un dúo con el mexicano Lorenzo Salinas que en agosto de ese mismo año grabó en Nueva York seis temas para el sello Victor.
Residió una temporada en Colombia y de regreso a su país y formó un nuevo dúo, esta vez con el peruano Jorge
Escudero[5],
quien había conocido a Gardel (y tal vez a De Moya?) en Nueva York y fue elegido por Terig Tucci para
grabar temas compuestos para las películas que se filmarían al regreso de su
gira por Medellín.
Nótense las grabaciones de "Olvido", "Viejos Tiempos" y "Jurar en vano" a cargo de Jorge Escudero |
Fuente: http://unlugarbajoelsol.blogspot.com/2016/08/jorge-escudero-el-sucesor-de-gardel-por.html
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Dos
años más tarde De Moya realizó una importante gira por Sudamérica y en 1946 regresó
definitivamente a su país, donde se dedicó a la enseñanza de guitarra, ingresó
al plantel docente de la Escuela de Arte y siguió actuando como guitarrista y
cantante de piezas tradicionales cubanas.
Falleció en La Habana el 27 de enero de 1971 dejando entre su rico legado sus vivencias junto a Spaventa y Carlos Gardel.
Roberto De Moya hacia 1970 |
FUENTES CONSULTADAS:
Libros:
BETANCOURT
MOLINA, Lino: “Lo que dice mi cantar”. Centro cultural Pablo de la Torriente
Brau. La Habana, Cuba, 2015.
DAUS, Roberto: “Carlos Gardel en imágenes”. Ediciones Almendra Music, 1998.
GOBELLO, José: “Gardel en Cuba”. Comunicación Académica Nº 1660, Academia Porteña del Lunfardo. Bs. As., 3 de mayo de 2009.
PELUSO, Hamlet – VISCONTI, Eduardo: “Los acompañamientos musicales de Carlos Gardel en sus discos y películas” (corregida y ampliada por sus autores, 2406-2005), publicada en “Carlos Gardel y la Prensa después de su muerte (1950-2005). Ed. Corregidor, Bs. As., 2014.
SPAVENTA, Carlos: “Carlos Gardel en la canción y el recuerdo”. Nueva York, 1962.
SPOTTSWOOD, Richard K.: “Ethnic Music on Records. A Discography of Ethnic Recordings Produced in the United States, 1893-1942”. University of Illinois Press, 1990.
YÉPEZ-POTTIER, Arturo. “La lágrima en la garganta. La fascinante vida y extraordinaria vigencia de Carlos Gardel”. Producciones El Copihue, USA, 2017.
ZATTI, Rodolfo Omar: “Gardel. 544 días finales”. Ed. Corregidor, 1992.
Sitios Web:
https://www.cubanosfamosos.com/es/biografia/roberto-moya
https://diazayalacollection.fiu.edu/discography/images/image-658
https://adp.library.ucsb.edu/index.php/mastertalent/detail/108204/Moya_Roberto_de
http://unlugarbajoelsol.blogspot.com/2016/08/jorge-escudero-el-sucesor-de-gardel-por.html
Otros:
PICCHIO, Carlos: Archivo
Personal.
[1] Los guitarristas de Gardel no tenían autorización para trabajar ni para participar de las películas, sino que solo lo acompañarían en la gira que se truncó en Medellín.
[2] Francisco, también conocido como “Pancho”
[3] “Empecé a conocerlo íntimamente en el año 1928, en Barcelona, en el teatro Principal Palace. Había terminado nuestra actuación (digo nuestra porque yo integraba el conjunto de mi hermano Francisco que en esa época era el ídolo de los cantantes de tangos y se había hecho muy famoso en toda España. En la actualidad no hay un español de aquella época que no lo recuerde. Más tarde Gardel superó la fama de mi hermano). En esa próxima semana debutaba Gardel en el mismo teatro y nosotros pasábamos al Hotel Ritz, pero todos los días hacíamos tiempo para ir al Principal Palace a escuchar emocionados las canciones de aquel que fuera el mejor de los cantores. Me parece escucharlo en el tango “Tengo Miedo”, “Aquel tapado de armiño”, “Manos brujas” etc. etc. y después de la función nos reuníamos en el café del teatro a conversar y entre Carlos y mi hermano Francisco empezaban a contar chistes como si se tratara de un concurso” (manuscrito de Carlos Spaventa publicado por Arturo Yepez Pottier en https://lalagrimamelliza.wordpress.com/archivo-gardeliano/ )
[4] Anécdota reproducida en https://www.cubanosfamosos.com/es/biografia/roberto-moya
[5] Jorge Stanbury Escudero nació en Arequipa, el 7 de noviembre de 1908. En 1929 se radicó en Nueva York donde contrajo matrimonio en 1933 y en 1934 en el sello Víctor conoció a Gardel, quien grababa con la orquesta de Terig Tucci. Luego del accidente del 24 de junio de 1935, Tucci lo convocó para llevar al disco los tangos que había preparado para Gardel, entre ellos 'Monte criollo', 'Amor', 'Nada más' y otros.
En
1936 Escudero grabó a dúo con la Guatemalteca Perla Violeta Amado, para el
sello Columbia, en New York, con el acompañamiento de la orquesta de Terig
Tucci y en 1939 para el sello Decca, aunque con otro acompañamiento.
El
24 de marzo de 1937 grabó a dúo con Roberto Moya seis temas
ecuatorianos para la Columbia, en New York y al mes siguiente imprimió
composiciones de Gardel y Le Pera, en calidad de solista.
Formó dúo con Sebastián Torres en 1938 y luego con Pasencia, dejando
registros discográficos con ambas formaciones y también como solista.
Luego
de triunfar en Estados Unidos, México y Cuba, a principios de los años ’40 Escudero
regresó al Perú, donde siguió componiendo y cantando.
Falleció
víctima de un infarto de miocardio el 1 de agosto de 1987. Sus restos descansan
en el cementerio El Ángel de Lima.