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César Rossi, del Seminario al Tango

 




ésar Luis Rossi nació en Azul en 1936 a una cuadra de la plaza San Martín, pero sus primeros recuerdos pertenecían al  domicilio de la entonces chacra y actual barrio Santa Elena, predio que hoy pertenece al Balneario Municipal. Años más tarde la familia se mudó a Villa Piazza -barrio en el que vivía su tía Emilia-, y cuyos recuerdos convirtió en poesía décadas más tarde:



VILLA PIAZZA


Bebí allá en el tiempo

La añeja ternura

De los buenos nombres

Y nací a los sueños

Su libro de memorias (2002)
En la geografía ritual

De mi barrio, 

Zanjón y el silencio

De todo un misterio,

Acacias y el cielo

Rindiéndose a un prado.


Tenían sus calles

Un marrón prestado,

Oriundo del alma,

Sangría ilustrada

De un tanino amargo

Como el pan que daba.


Me dio su laguna

La magia ondulante

De un mar de esperanza,

Nido que se alcanza

Tuve en sus mimbrales.

Tuve la capilla,

La casa, el molino,

Ella y un destino

Que una tormenta (*)

Me tumbó los sueños

Y el gorrión herido.

 (*) En la grabación discográfica el autor dice “Que en una tormenta”.

A los diez años ingresó al Seminario Diocesano donde permaneció dos y abandonó “por propia decisión”, aunque los principios cristianos recibidos dejaron una huella indeleble en su personalidad, que se refleja en su poesía.  

En 1953 se radicó en Buenos Aires, donde se casó y tuvo dos hijos -Luis y Carlos, que luego le dieron diez nietos-, y  trabó amistad con figuras señeras del tango. 

En sus periódicas visitas a nuestra ciudad cantó cada vez que tuvo oportunidad. Entre sus recuerdos, figuraba en lugar destacado su actuación como vocalista en la orquesta de Roberto Muñoz durante la inauguración de la Confitería “Cacique Catriel”, junto a Alberto Perissé y Eduardo Echeverría.

Su libro de memorias dedica un capítulo a “…los cantores de mi pueblo que admiré y admiro”: Agustín Pérez (a quien mi generación conoció vendiendo golosinas en la Escuela Normal, ignorando sus dotes artísticas), “Daniel Izaguirre” (René “Pirucho” Rebolino, de notable parecido con Gardel que llegó a grabar con la orquesta de Francisco Rotundo junto a Enrique Campos), Luis Mario Bigalli, “Chiche” Díaz y Lucho Albornoz entre otros.

Sus actividades laborales ajenas a la música lo llevaron a Tierra del Fuego, desde donde enviaba grabaciones de sus discos a Tito Gallicchio (“Julio Vidal”) para su programa “La Serenata de los Barrios” de LU 10 Radio Azul, donde también se presentó en vivo con el bandoneón de Julio Pane y la guitarra de Aníbal Arias.

El 28 de febrero de 1993 visitó nuestra ciudad para dar el último adiós a su padre, “una mezcla de roble y jazminero” que le había inspirado los versos de la “Zamba del Azul”, musicalizados por Horacio Cabarcos:


Querido pago de Azul,

Jardín de alada niñez

Que en Santa Elena me dio

Canción de cuna y amor;

Que en Santa Elena me dio

Del desvelo de un rosal

Rumor de Dios.


Postales sepias de ayer

Patio, molino y corral

Arrullos el palomar,

Casuarinas, el portón

Y en frente “Casa Espinal”.

Arrullos del palomar,

Casuarinas, mi emoción

Porque están.


En el “Callvú Leovú”,

Manantial de mis sueños,

Yo le canté a mi luna,

Canción de espuma

De los rumores;

Yo le canté a mi luna

Canción de espuma

Rumor de Dios.


Héctor Stamponi, Walter Piazza y César Rossi en FM San Fernando, 1990
Mi viejo criollo heredó 

De entraña gringa el tesón,

De la mancera al timón.

Abriendo surcos de fe

Al vuelo fue sembrador

De la mancera al timón

Abriendo surcos de fe

Fue sembrador.


Querido pago de Azul,

Si te llega esta canción,

Mi sueño de trovador

Será un canto en el final,

Tal vez te deje mi voz

Mi sueño de trovador

Será un canto en el final,

Ésta es mi voz.


Quise ser trovador

Y solo tuve un canto

Triste como la pena

De luna llena

Sin los rumores, 

Triste como la pena

De luna llena

Lejos de ti.


César Rossi padecía “la misma enfermedad de Borges”, una ceguera progresiva irreversible que derivó en su total falta de visión. Radicado en el barrio de Saavedra –donde frecuentaba al Polaco Goyeneche-, ofrecía su arte a quien quisiera oírlo en la estación Pueyrredón de la línea D del Subterráneo de Buenos Aires. Presumiblemente a causa de algún malestar, cayó a las vías recibiendo severos traumatismos que motivaron su internación y posterior traslado al hogar de Fray Cayetano Rodríguez 437 (barrio de Flores), donde falleció el 2 de julio de 2017. 




Ana Turón.

Azul, noviembre de 2021

Colaboración: Walter Piazza (Bs. As.)