Documentado está que Cepeda entregó sus originales en una precaria carpeta en cuya portada se leía:
“TRISTE” (poesías) por: Andrés Cepeda.
Dedicadas a mi querido Compadre Don Raimundo Bianco (El argollero) Como alto
exponente de cariño. (Cárcel Nueva) Bs. As. 17-4-1904.[1]
El poeta falleció el 30 de marzo de 1910 y meses más tarde Raimundo entregó ese material a su sobrino, concediéndole la exclusividad:
“AUTORIZACIÓN: Autorizo a mi querido
sobrino Francisco N. Bianco para que pueda grabar en discos e imprimir sobre
papel, cualesquiera o todas las obras de mi inolvidable compadre Andrés Cepeda
(Mármol). Mi sobrino Pancho, es el único autorizado para velar por todas ellas,
como para adaptarle música a las mismas. Para que conste, con el permiso de
Andrés Cepeda, firmo la presente autorización. Raimundo Bianco. (Cárcel Nueva).
Agosto 13 de 1910”[2]
Hasta aquí, lo sabido desde 1939 y reiterado hasta nuestros días.
Menos conocido es que el 1 de julio de 1921 la revista “Canciones Populares” publicó la poesía que nos ocupa con el título “Quejas” y la firma de Florencio Iriarte.
Iniciando
la discusión, “La Milonga Popular” publicó las mismas décimas llamándolas “La
Mariposa” y pertenecientes a Andrés Cepeda.
Para poner fin a esa guerra, el 1 de octubre “Canciones Populares” dedicó una página a la reivindicación de la autoría de Iriarte, atacando a la flamante revista “La Milonga Popular” y –aunque sin nombrarlo-, a Francisco Bianco.
Resulta
sorprendente la omisión a las dos grabaciones que para entonces había realizado
Gardel –con el descabellado título
“La Mariposa”-, tratándose de una revista que desde su primer número incluía
tangos de su repertorio.
¡Triunfando
ante la luz!
Está
visto y probado que la impotencia es la consejera más envidiosa que puede
existir, y la prueba la tenemos un millón de veces más con el caso ridículo que
se ha producido en estos momentos.
Cuando
apareció CANCIONES POPULARES, el público la recibió con grandes muestras de
simpatía. Tanto es así que la primera edición del número 1º se agotó
inmediatamente, lo que dio margen a que se imprimiera una segunda.
A raíz
de estos éxitos sinceros entró a roer la codicia en determinados seres
inválidos para triunfar honestamente en la lucha por la vida.
Parece
que estos individuos, incapaces de crear nada nuevo, aprovecharon la
oportunidad para publicar una revista plagiándonos horriblemente la nuestra.
Pues
bien, esos individuos, en maridaje con un sinvergüenza (vulgo caradura), que
titulándose payador, sin respetar el léxico, improvisa cosas raras (él está
convencido que son versos), por los bodegones donde habitan los hampas de
nuestra lacra social, y gracias a la miopía cerebral de esos analfabetos, se
puede decir que anda en libertad, de lo contrario haría tiempo que el Hospicio
lo tendría como uno de sus más lógicos pensionistas, para bien de la humanidad
y del idioma.
Como
decíamos, en maridaje con ese bárbaro moderno, han dado a luz una composición
con el descabellado título: La mariposa,
y para colmo la hacen firmar a Andrés
Cepeda, cuando el verdadero autor es Florencio
Iriarte, y el título es: Quejas (Canciones Populares la ha publicado en
el primer número).
Solamente
a esos pobres individuos se le ocurren esas cosas, porque estarán acostumbrados
a obrar íntimamente en tal forma.
¡Esto
es un atropello en plena luz, a lo indio!
Lo
más ridículo es que figura como administrador un señor J. A. Pulido[3], que
pertenece a la Sociedad Argentina de Autores y ante su vista ha dejado que se
robe impunemente a un colega que ha rendido tributo a la madre naturaleza.
Daremos
más detalles: Esos versos fueron publicados hace la friolera de diez y ocho
años en la revista La Pampa, dirigida
por R. J. Mazzuz y A. I. Marini, es (SIC) el número 8, el día 7 de octubre de
1903, y eran firmados por Inocencio
Herrera, pseudónimo que usaba en ese tiempo el malogrado Florencio Iriarte.
Conste
que estamos a disposición para darles pruebas irrefutables.
Es
bueno que el público conozca la verdad y no permita esta clase de negocios a
seres que, por lo visto, ignoran el valor moral que encierra la palabra:
dignidad.
LA
ADMINISTRACIÓN DE “CANCIONES POPULARES”
El enojo es sincero, no oculta la impotencia ante la injusticia y ofrece pruebas que hoy resultan difíciles de hallar –como la revista de 1903- pero que en 1921 estaban al alcance de la mano[4].
Además
proviene de alguien que no era parte interesada en el asunto y, trazando una
elemental línea de tiempo, nos lleva a concluir en que erróneamente atribuyeron
a Cepeda los versos de Iriarte:
Queda
claro que “Inocencio Herrera” los publicó en 1903, Raimundo Bianco recibió los
“versos tristes” en 1904 y su sobrino Francisco, en 1910.
En
este contexto, es posible que Cepeda –quien también era cantor[5]- conservara
entre sus papeles una copia y que los Bianco le hayan atribuido su autoría por
desconocer la identidad que se ocultaba tras el pseudónimo.
Tío
y sobrino custodiaron celosamente las poesías que habían heredado y más de una
vez afirmaron que algunas habían sido plagiadas. Claro que no hay motivos para
ponerlo en duda, pero nada nos asegura que no fueran ellos los confundidos, al menos en esta oportunidad.
Poco sabemos de Raimundo, pero Francisco tenía solo diez años cuando Cepeda
obsequió los “versos tristes” a su tío y 16 cuando llegaron a sus manos. Es lógico
y comprensible que desconociera a autores de páginas escritas durante su
infancia.
Esta
presunción encuentra también respaldo en las “Poesías Selectas por Andrés
Cepeda”, folleto aparecido poco después de su muerte que reúne quince de sus versos:
“La Conscripción”, “El Alcoholismo”, “Flores y Espinas”, “Desprecio”, “La Vida
del Hombre”, “A tus Flores”, “A una Ingrata”, “La Juventud”, “El Peregrino”,
“Ortografía”, “Los pensamientos”, “En la Playa”, “Consejos”, “A un Amigo” y
“Dedicatoria”.
Cierto
es que el título preanuncia una selección –y no su obra completa-, por cuanto es
un interesante complemento la enumeración de poesías de Cepeda que hace su amigo el
payador Luis Galván[6] en las
décimas escritas en su homenaje: “El Rumor”, “El Pingo del Amor”, “El Poncho
del Olvido”, “Al Noy[7]”, “A
Magdalena”, “La Rosa”, “Consejos”, “Siempre Errante”, “Dijo Hernández con
razón”, “Tu Imagen”, “Los Migitorios”, “Mi guitarra, ella y yo”, “A Saravia”,
“A Maldonado”, “Con en Vela” (SIC), “A mi China”, “La Duda”, “Espinas y
Flores”, “El Alcoholismo”, “El Cedrón”, “El Escudo”, “El Almohadón” y “A Ño
Basso”.
Nótese que al unificar ambas nóminas se reiteran los títulos “Consejos” y “El Alcoholismo” y se menciona
indistintamente “Espinas y Flores” - “Flores y Espinas”[8], pero lo
más llamativo es que muchos de ellos no
se encuentran en “Las Glorias…” –¿Tampoco en los manuscritos que recibieron los
Bianco?- y no hay ninguna mención a “La Mariposa” ni “Gorjeos”.
La guerra había comenzado.
No
tardó en aparecer “MI GUITARRA. Estilos criollos por Andrés Cepeda”, donde
encontramos a “Gorjeos” por primera vez atribuido a este autor. Si bien no
tiene fecha ni datos del compilador, reúne poesías luego publicadas en “Las
Glorias…”, en un sugestivo orden -como si los manuscritos estuvieran clasificados
por grupos- y ha preferido omitir no pocos de los títulos publicados en “Poesías Selectas”.
Sin dudas, estamos frente a dos “fans” que en franca actitud competitiva se disputaban la obra y la amistad de Cepeda. En este contexto, deducimos que “Mi Guitarra” se publicó a instancias de Raimundo Bianco y que concedió la exclusividad a su sobrino ante el riesgo de perder el podio “cepedista”.
Índice de "MI GUITARRA" | Índice de "LAS GLORIAS..." |
La Amistad | Consejos |
Hernández | Dedicatoria |
Maldición | El Peregrino |
El Huérfano | Sobre el Pingo del Amor |
Mi Guitarra (ella y yo) | La Amistad |
Magdalena | Hernández |
La Rosa | Maldición |
En Vano | El Huérfano |
A Mi Madre | El Alcoholismo |
El Atorrante | Los Pensamientos |
La Pecadora | Desprecio |
Al Noy | A una Ingrata |
El Mendigo | Ortografía |
A Bejarano | La Pecadora |
Triste | En la Playa |
A una Ramera | A un Amigo |
A mi Rubia | Mi Guitarra (ella y yo) |
Gorjeos | Magdalena |
El Ciego | La Rosa |
El Almohadón | En Vano |
El Poncho del Olvido | A mi Madre |
El Atorrante | |
El Noy | |
El Mendigo | |
A Bejarano | |
Triste | |
A una Ramera | |
A mi Rubia | |
Gorjeos | |
El Ciego | |
El Almohadón | |
El Poncho del Olvido | |
La Vida del Hombre | |
Amargura | |
Catorce para los Quince | |
La Tísica | |
Flores y Espinas |
Desde entonces, la autoría de “Gorjeos” se atribuye a Andrés Cepeda en un involuntario plagio, fruto del celo con que los Bianco custodiaron su obra y del desconocimiento de su verdadero autor.
En
las sugestivas décimas con que finaliza “Las Glorias…”, Bianco alude a las
“artísticas maniobras” (¿?) realizadas por Gardel y, lejos de acusarlo de
plagio, niega que se hubiese atribuido la autoría de los versos de Cepeda.
Finalmente, la mención a las “ganancias remuneradas” permite sospechar un acuerdo económico entre ambos amigos, mediante el que Gardel bien pudo comprar los derechos. Si bien esto es solo una conjetura, se corresponde con la ética del Cantor, con la afirmación de Bianco y explica que el dúo Gardel-Razzano siguiera figurando como autor en discos y partituras[10] sin generar inconvenientes:
Nuestro Carlitos Gardel
En artísticas maniobras,
Siempre
respetó sus obras
Las
que grabara a granel
Nunca declaró que él
Fuera el verdadero autor,
Aunque
tuvo a su favor
Ganancias
remuneradas,
Quedando
así compensada
Su meritoria labor.
Hasta el momento no hemos encontrado ningún reclamo de Florencio Iriarte, quien seguramente escuchó la interpretación que Gardel hacía de “La Mariposa”.
Tal vez, subyugado por el magnetismo del Morocho Cantor, se limitó a aplaudir y a pedir un “bis”.
FUENTES
CONSULTADAS:
Libros.
BENEDETTI,
Héctor Ángel. Gardel en 1912. Éditions de la Rue du Canon d’Arcole (Bs. As.,
2005)
BIANCO,
Francisco. “Las glorias de Andrés Cepeda”. Ed. Caymi (Bs. As., 1958)
DEL
GRECO, Orlando. Carlos Gardel y los Autores de sus canciones. Ed. Akian (Bs. As., 1990)
MORENA,
Miguel Ángel. Historia Artística de Carlos Gardel. Estudio Cronológico. 5ta.
Edición. Ed. Corregidor (Bs. As., 2008).
MOYA,
Ismael. El arte de los Payadores 1era. Edición. Ed. Berrutti (Bs. As., 1959)
SÁNCHEZ
SÍVORI, Amalia. Diccionario de Payadores. Ed. Plus Ultra. Bs. As., 1979
Revistas y Folletos.
Canciones
Populares –Año I – Nº 1 (julio de 1921) y
Nº 5 (octubre de 1921)
La
Milonga Popular – Año I – Nº 2 s/f (1921)
Poesías
Selectas de Andrés Cepeda. Bs. As., s/f (1910)
Mi
Guitarra. Estilos Criollos por Andrés Cepeda. Bs. As., s/f (1910)
IRIARTE,
Florencio. Décimas Variadas para cantar con guitarra”. Antonio López (Bs. As.,
1897)
Internet.
Canal
de YouTube de EL COLECCIONISTA
Archivo
personal.
[1] Citado en ANDRÉS CEPEDA, EL POETA DE LOS ENIGMAS
[2] BIANCO, FRANCISCO N. Las Glorias de Andrés Cepeda. Versos Tristes. Buenos Aires, editorial Angulo, 1939 (citado por BENEDETTI en “Gardel en 1912. Historia de sus primeras grabaciones”).
[3] Se refiere a Juan Andrés González Pulido (según consta en la primera página de “La Milonga Popular”), quien en 1928 escribió una página con elogiosos conceptos sobre Francisco Bianco, con el pseudónimo “Miquix del Zolar”.
[4] La misma información ofrece Héctor Ángel Benedetti (op. Cit., pág 92), mencionando como fuente al investigador Pedro Primo Merli.
[5] A la fotografía de Cepeda pulsando la guitarra, sumamos las opiniones de Ismael Moya (quien lo define como “payador de relevantes condiciones”) y Víctor Barrenechea (“músico, cantor y poeta”) y agregamos que conoció a Gabino Ezeiza y a José Betinoti. Es posible que ante la imposibilidad de desarrollar su arte, durante sus prolongadas estadías en prisión Cepeda canalizara sus inquietudes escribiendo los versos que no podía cantar.
[6] Sus poesías fueron compiladas en “A mi madre” (1900), “Los Patotas y Colección de Canciones” (1907), “Flores Marchitas”, “Páginas de Gloria” (1909), “El tango de las afiladoras”, “Los Patotas”, “Lamento de un Payador”, “Flores y espinas” (1910), “Décimas Amorosas”, “Estilos Criollos”, “Nuevas y Verdaderas Décimas Variadas” (1915)
[7] En realidad se refiere a Guillermo Alnoy, amigo de Cepeda desde su infancia
[8] “Flores y espinas” fue el título que Luis Galván eligió en 1910 para uno de sus folletos, posiblemente en homenaje a Cepeda, ya que contiene una poesía dedicada a un amigo muerto cuyo nombre no menciona, pero la fecha es coincidente.
[9] Bianco recordaba que había conocido a Gardel en 1902 y, como hemos visto, se vinculó a Cepeda por medio de su tío. Es curioso que en su libro “Recuerdos de Carlos Gardel” (1945) no mencione la supuesta amistad entre el Zorzal y el poeta carcelario -tantas veces reiterada-, por cuanto coincidimos con Del Greco en que ambos “se conocieron” aunque sin mantener una relación estrecha.
[10] Nótese que Gardel-Razzano figuraban como autores en las empresas grabadoras, encargadas de imprimir etiquetas de discos y partituras. En cambio, en las revistas y folletos donde el dúo no tenía injerencia, se mencionaba la mayoría de las veces a Andrés Cepeda y –en pocas oportunidades- a Florencio Iriarte.