a vigencia de Gardel ha generado no pocos estudios sociológicos (1) que no abordan su figura desde el rigor histórico sino desde el sentimiento que despierta en sus admiradores.
Pero para que los sociólogos analizaran qué significa Gardel
para los argentinos, fue menester que con anterioridad –y también a posteriori
de sus estudios- el público se identificara con él. A 118 años de su nacimiento
en Toulouse y a 73 de su desaparición física en Medellín, el Cantor del Abasto
no resulta indiferente a las nuevas generaciones, lejanas a él en el tiempo, en
el lenguaje, en las costumbres y, por ende, en la forma musical.
Huelga señalar que ninguno de sus contemporáneos ha vencido
de esa manera al tiempo y al olvido. Su inmortalidad y atemporalidad se palpan
casi a diario en numerosísimas manifestaciones de afecto, simpatía y respeto.
Obviamente, esa admiración se expresa de diferentes maneras,
mutando a través de cada generación.
“A Gardel hay que escucharlo en la victrola, toda la
distorsión y la pérdida imaginable; su voz sale de ella como la escuchó el
pueblo que no podía escucharlo en persona…” (2), escribía Julio Cortázar en los
50 y tantos. Posteriormente, los jóvenes optaron por las versiones en
“long-plays” o cassettes con sonido estéreo y sin frituras, hasta llegar a la
actualidad en que las grabaciones “remixadas” son las preferidas por quienes
nacieron en los años ’80. Y, si en los ’50 Gardel era sinónimo de nostalgia, el
avance tecnológico permitió que continuara cantando como las nuevas
generaciones querían escucharlo. Entonces “cada día canta mejor” y para todos
los gustos.
Otra muestra de admiración por parte de los intérpretes de
la canción popular ha sido la recreación de su obra. Así, “El Día que me
quieras” era hasta hace unos años la canción argentina más grabada en el mundo
entero, hecho que trajo aparejado que no pocos adolescentes descubrieran a
Gardel merced a las nuevas versiones de su repertorio (3), pese a la reticencia
de las personas mayores que consideraban poco menos que un sacrilegio el
homenaje que se le tributaba.
De no haberse producido esta evolución musical, seguramente
careceríamos de investigadores, estudiosos y coleccionistas gardelianos nacidos
al ritmo de Los Beatles. De hecho, ningún otro artista de su época fue sometido
a tales innovaciones y para la juventud actual sus nombres resultan totalmente
desconocidos.
Este aggiornamiento de Gardel no ha sido sólo discográfico
sino que, evidentemente, es una
“necesidad” de sus admiradores. Tanto, que una personalidad de la talla
de D. José Gobello expresó que los méritos del monumento ubicado en el Abasto
residen en que “Pagés nos dio un Gardel sabiamente colocado al margen de toda
referencia cronológica, un Gardel que no reproduce al de las fotografías ni al
de la memoria; nos dio un Gardel sin tiempo, querible como un hermano nuestro,
un Gardel eterno como el agua y el aire”, en una entrevista realizada en el año
2000 por una revista sin identificar y en cuyo reportaje el Presidente de la
Academia del Lunfardo comienza expresando que “Quisimos erigir en Buenos Aires
la figura de un Gardel personal, intransferiblemente personal. (…)ni Gardel ni
nadie se complementa y se define en un solo momento de su vida”.
En la literatura –tanto en novelas como en cuentos- muchos
narradores se esmeran por presentarlo en la actualidad, como un personaje
enigmático y todopoderoso que ha resucitado. Una antología que refleja
plenamente esa intención es “Los cuentos de Gardel” (Ediciones de la Plaza.
Montevideo, 1997), obra que contiene los trabajos premiados en oportunidad del
Concurso Internacional de Ficción sobre Gardel (4).
Las artes plásticas no son una excepción. Así como los
dibujantes, caricaturistas, pintores, escultores por los años 30, 40 o 50 se
esmeraban por representar fielmente la realidad, casi a finales de esta primera
década del Siglo XXI buscan, a través de sus obras, un “acercamiento” del
Cantor a la actualidad que nos toca vivir, como si se tratara de una invocación
con intenciones quasi religiosas.
Tal es el caso de la obra “Cómo sería” que
este Centro de Estudios reprodujo en el saludo de fin de año y que presenta a
Gardel con vestimenta de jeans, con una actualidad que responde plenamente a su
personalidad –que siempre vestía a la última moda, o era él quien la imponía-,
en tanto permite una mayor identificación con la juventud que no ve en él sólo
a un cantor (…y de tangos “viejos”, que posiblemente no escuchen ni entiendan,
ni les interese) sino que ven a todo cuanto representa por su personalidad y
sus valores éticos. No es antojadizo ni hueco el “Sos Gardel” que a diario
escuchamos.
En su obra casi premonitoria, el Sr. José Luis (“Chilo”)
Tulissi quiso que junto al Cantor se viera a Charly García, en un fileteado
mural. Al observarla superficialmente, puede suponerse –y se ha supuesto- algo
similar a una ofensa. Nada de eso hay, todo lo contrario: Charly García es un
exponente de otra expresión (musical popular) y de otra época (de esta época) y
el óleo que comentamos no pretende establecer ninguna comparación entre su
figura y la de Gardel.
El ejercicio permanente de las prácticas de la investigación
nos ha habituado a buscar siempre qué hay detrás de lo que se ve, qué
conclusiones pueden (y deben) sacarse de cada circunstancia, de cada escena.
Así, fácilmente se interpreta que el filete representa al pasado, y ésa es la
importancia de que Charly haya sido ubicado en él. La lógica, la cronología y
la realidad indican que debería haber sido a la inversa; en ese caso, esta obra
tendría un mérito netamente estético y artístico pero carecería de la
contundencia de su contenido.
El mensaje aquí es claro: Charly García –con todo lo que
representa: el rock, la rebeldía, los códigos de hoy, lo que algunos llaman
locura y otros, genialidad- quedará en el filete y con vestimentas de otras
épocas, es decir en el pasado (que casi siempre conduce al olvido), mientras
que Don Carlos Gardel seguirá vivo (afuera del mural), joven y moderno.
En los tiempos actuales, carentes de modelos, de patrones,
de ideales, de vocaciones, tiempos carentes de
una Voz que cante por todos nosotros, es imprescindible que los más
jóvenes no consideren a Gardel como a alguien “antiguo” ni demodé, porque no
sabrían transmitir a sus hijos y nietos el cariño que nosotros recibimos de
nuestros mayores. Entonces, algún día tal vez podría llegar a morir.
Las piezas de museo están
pero no son (sino que ya fueron), pertenecen a un pasado y, probado
está, con nuestro Cantor eso no ha sucedido. De nosotros depende en gran parte
que no suceda jamás.
Por eso es positivo un Gardel sin moñito y pantalón sin
tiradores. Un Gardel de jeans, camisa desprendida, reloj pulsera y moderno
cinturón representa claramente su “presencia” cotidiana, su inmortalidad. Un
Gardel que, lejos de morir en 1935, permanece entre nosotros y como nosotros.
Curiosamente muchos gardelianos ortodoxos (no por
retrógrados ni obsoletos –ya que ellos mismos han dejado de vestir a la usanza
de hace 50 años para lucir los modernos “Wrangler” sin dejar, por eso, de ser
“tangueros de ley”-, sino por razones generacionales que no guardan estrecha
relación con la edad cronológica sino con el grado de mediocridad que Dios ha
dado a cada uno) consideran desacertadas e irrespetuosas estas recreaciones de
la figura del Morocho del Abasto, negando de esta manera el acercamiento a la
identidad que la juventud necesita y merece, negando a Gardel la posibilidad de
seguir vigente, cantando cada día mejor, renaciendo cada día y desafiando
airoso todas las modas posteriores. No hay dudas: “cualquier pilcha le queda
bien”.
NOTAS:
(1) Entre ellos:
Orgambide Pedro: “Gardel y la Patria del mito”. Ed. Ómnibus. Bs. As., 1985
March,
Raúl: “Gardel. Por qué cada día canta mejor”. Ed. Rescate. Bs. As., 1985
Báez, Marta: “Los herederos del exilio”. Ed. Corregidor, Bs.
As. 1990
March, Raúl: “Gardel y la magia de su canto”. Ed. culturales
argentinas. Bs. As., 1990
Oreja, Pablo Fermín: “Carlos Gardel. Un mito de los
argentinos”. Ed. Corregidor. Bs. As., 1999
También libros colectivos incluyen ensayos de esta
naturaleza:
- “Historia del Tango” – Vol 9. Editorial Corregidor. Bs.
As., 1977 y 1999
- “Radiografía de Gardel”. Ed. Abril. Bs. As., 1986
- “Primer encuentro de estudios y debates sobre Carlos
Gardel”. Fundación Banco de la Provincia. Bs. As., 1986
Una selección de cuentos de Marta Nos, titulada “Los
Gardeles” (Grupo Editor Latinoamericano, Bs. As., 1994) aborda el aspecto
sociológico desde la literatura.
(2) Revista “Sur”. Julio-agosto de 1953
(3) Tendría yo unos diez años cuando Roberto Carlos la llevó
al disco y entonces supe que su interpretación no era comparable a la de
Gardel. “Quién será ese Gardel?”, me pregunté y comencé a buscar “El día que me
quieras” en su voz. El resto es cosa sabida.
Hace unos diez años, estaba viendo la película homónima
cuando inesperadamente llegó a casa mi sobrino –de entonces 7 años- y, al
escuchar la versión original, preguntó con asombro: “Qué hace Gardel, cantando
la canción de Luis Miguel?”
Son éstos sólo dos ejemplos de las positivas consecuencias
que traen las innovaciones y las recreaciones.
(4) La antología contiene catorce trabajos uruguayos y
argentinos, ganadores del concurso mencionado, organizado en 1996 por el
Departamento de Cultura de la Intendencia Municipal de Montevideo, la Dirección
de Cultura del Ministerio de Educación y Cultura del Uruguay, la Intendencia
Municipal de Tacuarembó y el diario EL PAÍS, cuyo jurado estuvo integrado por
Tomás de Mattos, Alicia Migdal y Enrique Estrázulas. Resulta verdaderamente llamativo el hecho de
que en no pocas narraciones la vigencia de Gardel se representa a través de su
resurrección, mostrándolo como una “presencia viva” y no como un personaje
histórico.
Ana Turón - Norberto Regueira
Diciembre de 2008
Diciembre de 2008