a expansión del tango hacia los cuatro puntos cardinales sigue sorprendiendo a quienes crecimos sin Internet y nunca imaginamos este fenómeno comunicacional que, entre su infinita información, nos ofrece detalles de los “Gardelnautas” que explican las menciones a este sitio en otros países e idiomas.
Los artículos “Gardel en tamil” y “Gardelianos de Rusia” motivaron que varios amigos refirieran sus experiencias en el exterior.
Claro que a nadie sorprende la convocatoria de un espectáculo de tango, pero sí resulta llamativo el interés por investigaciones específicas que presuponen un público más reducido.
Cierta vez me detuve a analizar las visitas provenientes de Vietnam. Pocas desde lo numérico pero su periodicidad y leve crecimiento demuestran que no fueron accidentales: 8 en 2017, 11 en 2018 y 18 en 2019.
Al comentarlo con Rafael Flores Montenegro, me hizo llegar un ejemplar de “Osvaldo Berlingieri. Yo toco el piano” traducido al vietnamita por profesores de la Universidad Nacional de ese país con estrechos vínculos en Latinoamérica, especialmente en Cuba. Si bien es una “obra editada en el marco del Programa Sur de Apoyo a las Traducciones del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de la República Argentina”, lógico es pensar que responde a la demanda de un público (¿tal vez coincidente con los visitantes de este blog?).
El autor parece acostumbrado a sus libros en diversas lenguas. Agotados los de Gardel en español, fueron reeditados y traducidos al alemán, francés, italiano e inglés, en oportunidades por Abrazos Books, editorial dedicada al tango y a la literatura argentina en idiomas extranjeros.
Vaya el reconocimiento a quienes trabajan por nuestra identidad a través del conocimiento, único vehículo que trasciende todas las fronteras.
Ana Turón
Marzo 1 de 2020